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Ser espía en Argentina: una historia en primera persona

Miguel Alfonso se define como ex agente de contrainteligencia y revela parte de su trabajo en el Estado, en donde pasó de lucir la remera de La Cámpora, a tener fotos con Mauricio Macri.

Ser espía en Argentina: una historia en primera persona
Miguel Alfonso, la historia de un espía argetino

Miguel Alfonso es un enigma que intenta explicarse a sí mismo. Acusado de ser espía de organizaciones sociales y de visitar a Susana Martinengo, ex directora de Documentación Presidencial durante el gobierno de Mauricio Macri, Alfonso se despega de los ex agentes de la AFI que ocupan las primeras planas mediáticas por el seguimiento a dirigentes políticos, periodistas y empresarios.

"Los muchachos que están señalados – le dijo Alfonso a Filo.news- eran muy visibles para hacer ese trabajo. No tengo nada que ver con ellos. En los últimos años, las tareas de los distintos grupos de inteligencia que operan en territorio nacional salieron a la luz. Una paradoja de la democracia. Casos como la muerte de Alberto Nisman o la investigación que lleva adelante el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla sobre las actividades de Marcelo D Alessio y compañía, revelaron el bajo fondo donde se articulan conspiraciones políticas, negocios millonarios y armados de causas judiciales por parte de estos operadores invisibles".

- Usted visitó la Casa Rosada.

Fui a ver a una persona en Casa Rosada. No una, varias veces. Pero nosotros no operamos con esta gente, ellos se comportan como James Bond pero no tienen la capacidad de desarrollo operativo.

- ¿Qué trabajos hacen los agentes como usted?

La Contrainteligencia se usa para activar y desactivar grupos de inteligencia. Orientar situaciones, contrarrestar a servicios de inteligencia de otros países, adelantarse al sistema, es un sistema que espía al sistema.

- ¿A quiénes vigila?

A las personas que sabotean al sistema. Gendarmería, policía. Operamos dentro de empresas, del Estado. Operamos en el frente del sistema. Los jefes nos van a negar. Ningún jefe político del sistema de inteligencia del Estado se va a hacer cargo de nosotros. Nosotros armamos las carpetas para los carpetazos. El servicio de inteligencia lleva información que nosotros preparamos.

- Usted fue señalado como infiltrado en los colectivos cartoneros de CABA.

Ese fue un proyecto de victimización de Juan Grabois para que se apruebe la Ley de Emergencia Social. El periodista Ciccioli no sabía nada. Días antes que pasen el programa, empezaron a publicar por las redes de que yo era un ex policía. Me pegaron antes de tiempo. Y ese proyecto lo benefició a Grabois.

- ¿Qué costos paga por llevar la vida que eligió?

Perdí mi familia. Me separé de mis hijos, ando solo, de un lado para el otro. Un trabajo
acá, el otro allá. Siempre un tipo medio pelo, sin llamar la atención. No me siento
víctima del trabajo ni del sistema sino de los políticos.

- Cree que las últimas revelaciones ¿van a cambiar el funcionamiento de los servicios de inteligencia nacionales?

Que el presidente levante el secreto de Estado desde 2010. Nadie se banca la verdad. Nosotros somos perseguidos, atormentados, maltratados. No es fácil llevar una vida así, no somos víctimas. Pero tampoco todo lo que dicen.

Miguel tiene 46 años. Fue policía federal hasta que fue "captado por el sistema en la Unidad de Contrainteligencia del Estado". Miguel tiene fotos con referentes de todos los signos políticos. Puede ser visto abrazado a Diego Santilli, uno de los políticos espiados; a Daniel Angelici, amigo del ex presidente Macri y operador judicial porteño; pero también tiene retratos en Casa de Gobierno con la remera de La Cámpora. Un camaleón mimetizado con el entorno en busca de información. Pero no es el único.

No trabajamos para un partido político. Protegemos al Estado. No aparecemos
como agentes. No percibimos un sueldo depositado por alguien. El sistema operativo
no lo voy a revelar. Nosotros no somos los malos personajes. Los malintencionados
son los que nos usan y después nos señalan. No matamos no robamos.

- ¿Qué trabajo específico hacen?

Armamos personajes políticos. Armamos historias, fundamentamos. No estamos para delinquir. Muchos políticos se valieron de nosotros. Se nos pone a todos en la misma lata. Pero lo que se dice por tv, lejos está de la realidad.

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