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De la explosión de estrellas a la postura erguida de los humanos

¿Qué puede tener que ver un fenómeno astronómico con el éxito de unos animales que desde hace unos miles de años caminan en dos patas y colonizaron la superficie terrestre? 

De la explosión de estrellas a la postura erguida de los humanos

Cuando las estrellas muy masivas "mueren", explotan y liberan al espacio una enorme cantidad de material, en uno de los fenómenos astronómicos más espectaculares que existen. Esta explosión se conoce como "supernova" y, en algunos casos, puede ser observada a simple vista desde la Tierra.

Ahora bien: ¿qué puede tener que ver esto con el hecho de que nosotros, los humanos, hayamos adquirido la postura erguida que nos caracteriza, que entre otras cosas nos permitió sobrevivir todos estos miles de años, y producir cultura, y telescopios, y física teórica, y entender que esa mancha luminosa que se ve en el cielo no es la manifestación del enojo o la alegría de ningún dios ancestral sino la última respiración de una estrella que está dejando de ser, liberando su materia al espacio? Según un trabajo publicado recientemente en Journal of Geology, mucho. 

Rayos cósmicos y animales que caminan en dos patas

El razonamiento sobre el mecanismo por el que esto podría haber ocurrido, que no deja de ser especulativo, es también fascinante. Según los investigadores, hubo un pico de bombardeo de energía cósmica hace 2.6 millones de años, que inició una avalancha de electrones en la parte baja de la atmósfera . La ionización de la atmósfera condujo a que hubiera un aumento en la cantidad de relámpagos que alcanzaban la Tierra, lo cual hizo, a su vez, que se prendieran fuego varios bosques.

El resultado de estos bosques prendidos fuego, en el noreste de África, fueron las sabanas, el espacio en el que el Homo sapiens pudo evolucionar porque la postura erguida resultaba una ventaja notable para la supervivencia

El Homo erectus, que apareció hace unos 2 millones de años, fue el primer homínido con hábitos totalmente terrestres.

El primer autor del estudio, Adrian Melott (profesor emérito de física y astronomía de la Universidad de Kansas), explica que si bien ya existía una tendencia de los homínidos a caminar en dos patas antes de este evento, era un comportamiento que no era habitual sino que se utilizaba esporádicamente para trasladarse de un árbol a otro en los casos excepcionales en que no resultaba posible ir por las ramas.

Pero en la medida en que los árboles estuvieron cada vez más aislados, el poder permanecer erguidos otorgaba una notable ventaja evolutiva, puesto que permitía abarcar con la mirada una superficie mayor y, así, prever y evitar el ataque de predadores. "Es así que la sabana contribuyó al bipedismo, que se convirtió cada vez más en un rasgo dominante entre nuestros ancestros humanos", advierte el investigador.  

El fuego de las supernovas

La certeza sobre la explosión masiva de supernovas cercanas a la Tierra durante la transición del Plioceno a la Edad de Hielo se basa en la presencia en el fondo de los océanos de una capa de Hierro-60 , un material que no se genera en la Tierra sino que proviene de esos fenómenos cósmicos

Remanente de la supernova de Kepler, a unos 20 mil años luz de la Tierra.

Los rayos cósmicos provenientes de esas explosiones golpearon átomos y moléculas de la atmósfera y liberaron electrones; esos electrones sueltos fueron la condición de posibilidad para que haya una mayor conductividad eléctrica y, por lo tanto, para que se genere un número importante de relámpagos, que no son más que el producto del choque entre cargas positivas provenientes del suelo y negativas provenientes de las nubes.

A su vez, el hecho de que estos relámpagos hayan provocado incendios en el planeta que nos tocó habitar es apoyado por el descubrimiento de depósitos de carbón que se corresponden con el momento en que se dio el bombardeo de rayos cósmicos de supernovas.      

El trabajo termina afirmando que es improbable que vuelva a ocurrir un evento así pronto. De hecho, la estrella más cercana que puede llegar a estallar como supernova en el próximo millón de años es Betelgeuse, que se encuentra a 652 años luz de nuestro planeta

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