A pesar de la importancia de poder detectar el engaño, la realidad es que somos bastante malos: cada vez más estudios muestran que no depende tanto de nuestra habilidad sino de las características del mentiroso.

Por otra parte, pocos estudios han intentado determinar las diferencias individuales en la capacidad de mentir con credibilidad. Es a raíz de esto que un equipo de investigadores se centró en el mentiroso, particularmente en el mentiroso experto. Encontraron, entre otras cosas, que las personas que sobresalen en mentir son buenas conversadoras y dicen mentiras con más frecuencia que la mayoría, generalmente a familiares, amigos, parejas y colegas.

En el trabajo se analizaron 194 personas, mitad hombres y mitad mujeres, con una edad promedio de 39 años. Se les hizo una serie de preguntas que incluían cuán buenos eran para engañar a los demás, cuántas mentiras habían dicho en las últimas 24 horas, el tipo de mentiras que habían dicho, a quién, y si lo habían hecho cara a cara o por otros medios.

En general, los tipos más comunes de engaño, en orden descendente, fueron: "mentiras piadosas", exageraciones, ocultar información, enterrar mentiras en un torrente de verdad e inventar cosas. La mayoría solía mentir cara a cara, luego por mensajes de texto, llamadas telefónicas, correo electrónico y, por último, a través de las redes sociales.

Por otro lado, mientras investigaciones anteriores habían mostrado que la mayoría de las personas dicen una o dos mentiras por día, los investigadores señalan que esto no es exacto. Lo que destacaron fue que casi la mitad (aproximadamente el 40%) de las mentiras reportadas son contadas por un pequeño número de personas, la mayoría de las personas no mienten todos los días.

Los investigadores también observaron un vínculo significativo entre la experiencia en mentir y el género. Los hombres tenían más del doble de probabilidades de considerarse mentirosos expertos que las mujeres. 

Cuanto mejor alguien piense que está mintiendo, más mentiras contará. La estrategia clave es decir mentiras plausibles que se mantengan cerca de la verdad y no dar mucha información. Los mentirosos expertos agregaron a eso la capacidad de tejer una historia creíble adornada con la verdad, haciendo las mentiras más difíciles de detectar.

"Los mejores mentirosos confían mucho en ser buenos con las palabras, entrelazando sus mentiras con verdades, por lo que es difícil para los demás distinguir la diferencia, y también son mejores que la mayoría para ocultar mentiras dentro de historias aparentemente simples y claras", explica Brianna Verigin, autora principal.