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¿Por qué algunas personas desarrollan estrés postraumático y otras no?

La respuesta parece tener relación con una de las partes más importantes del cerebro: el hipocampo.

¿Por qué algunas personas desarrollan estrés postraumático y otras no?

El trastorno por estrés postraumático o TEPT es un trastorno derivado de una vivencia traumática, que manifiestan algunas personas tras vivir una experiencia tal como una guerra, un accidente automovilístico, una agresión sexual o un desastre natural, entre otras. Y mientras que para algunas personas es posible dejar el pasado atrás y seguir, otras son afectadas tan fuertemente por la experiencia que no son capaces de volver a vivir una vida normal.

Según algunos expertos, a lo largo de nuestra vida vivimos de 1 a 5 acontecimientos traumáticos. Otros sugieren que entre el 53-60% de los hombres, y entre el 44-50% de las mujeres, se expondrá al menos a un acontecimiento traumático a lo largo de la vida.  

Pero, ¿por qué algunas personas desarrollan TEPT y otras no? Para responder a esta pregunta,un equipo de investigadores estudió cómo la amenaza influye en la formación de la memoria, recurriendo a un viejo amigo: el hipocampo.

La iniciativa AURORA, lanzada en septiembre del 2016, buscaba mejorar la comprensión, la prevención y la recuperación de las personas que han experimentado un evento traumático. Para ello, recopilaron a lo largo de los años una gran cantidad de datos de miles de participantes alrededor de Estados Unidos que informaron haber experimentado un trauma reciente.

De allí, 116 personas cuyo trauma había tenido lugar en las últimas dos semanas fueron involucradas en el estudio publicado recientemente en The Journal of Neuroscience que creía podía haber un vínculo entre los síntomas de trastorno de estrés postraumático y el hipocampo, una de las partes más importantes del cerebro.

A nivel anatómico, el hipocampo es un pequeño órgano con forma curvada y alargada, localizado en la parte interior del lóbulo temporal, que se articula desde el hipotálamo hasta la amígdala. De esta forma, encontramos que cada encéfalo tiene dos hipocampos, uno para cada hemisferio cerebral (el izquierdo y el derecho). 

Está muy asociado tanto con los procesos mentales relacionados con la memoria como con aquellos que tienen que ver con la producción y regulación de estados emocionales, a la vez que tiene un papel importante en la consolidación de los aprendizajes realizados, ya que por un lado permite que ciertas informaciones pasen a la memoria a largo plazo y por el otro vincula este tipo de contenidos con ciertos valores positivos o negativos, dependiendo de si estos recuerdos han estado asociados a experiencias placenteras o dolorosas (fisiológica o psicológicamente).

Lo que hicieron los investigadores fue pedirle a los participantes que hicieran una serie de actividades para observar su reacción frente a estímulos de miedo, como escuchar un ruido alarmante. Luego, se los evaluaron mediante un escáner de resonancia magnética mientras miraban una serie de rostros temerosos o inexpresivos. Uno de los autores explicó que, desde una perspectiva evolutiva, si una persona ve un gesto facial que indica miedo entonces sabe que hay una amenaza.

Según pudieron observar, los individuos que mostraron menor actividad en sus hipocampos y reaccionaron más a los estímulos alarmantes también tendieron a reportar síntomas de estrés postraumático más severos.

Varios estudios también sugieren que las personas con TEPT severo tienen un hipocampo más pequeño y esa característica puede hacerlas más propensas a desarrollar el trastorno. Pero no se entiende bien cómo el trauma está relacionado con la función del hipocampo o cómo determina el riesgo de TEPT.

Una resonancia magnética cerebral permite obtener imágenes anatómicas en diferentes contrastes, además de imágenes dinámicas y funcionales, todas útiles en la comprensión del funcionamiento del cerebro y de los procesos involucrados en cualquier patología.

Los autores creen que sus hallazgos podrían ofrecer una forma de determinar de manera temprana quién está en riesgo de tener trastorno por estrés postraumático y tal vez incluso prevenir que se desarrolle la afección. Algo que, actualmente, es un desafío.

Por otro lado, el estudio no tuvo en cuenta entre sus experimentos pruebas de memoria, por lo que investigaciones futuras del mismo equipo buscarán explorar si la conexión entre la menor actividad del hipocampo y los síntomas severos de TEPT involucraban de alguna manera la memoria. 

En este sentido, explican que existen estas técnicas terapéuticas en el TEPT en las que cuanto más puedan incluir la persona el evento traumático en su propia narrativa de vida, es menos probable que sufra síntomas, y se preguntan si hacer que las personas tomen recuerdos emocionales y formen narrativas que involucren más a su hipocampo podría funcionar como posible enfoque terapéutico.

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