Hace cuestión de horas, el Presidente de la Nación Alberto Fernández anunció, acompañado por el ministro de Salud Ginés González García, el acuerdo con Rusia que garantiza la provisión de vacunas rusas para la Argentina. “El contrato dice que vamos a poder contar con las dosis suficientes para vacunar entre enero y febrero a diez millones de argentinos y argentinas”, sostuvo. Pero, ¿qué sabamos hasta ahora de la Sputnik V, la primera vacuna registrada en el mundo?
La vacuna, bautizada como "Sputnik V" pero conocida en un principio como Gam-Covid-Vac Lyo, fue desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología de N.F. Gamaleya y utiliza dos cepas de adenovirus que suelen causar resfriados leves en los seres humanos: los llamados Ad5 y Ad26, ambos probados en vacunas a lo largo de los años.
Los investigadores habían lanzado ensayos clínicos a mitad de año, del que habían participado un grupo de militares voluntarios en un período que se extendió del 3 de junio al 20 de julio, y los resultados habían mostrado que la vacuna genera inmunidad y no produce efectos secundarios importantes; aunque posteriormente se reportaron algunos efectos adversos menores como dolor en el lugar de la inyección y síntomas similares a los de la gripe (fiebre, debilidad, fatiga y dolores de cabeza). Se hablaba, en ese entonces, de una inmunización masiva en octubre.
Sin embargo, algo hizo saltar una alerta en la comunidad médica internacional: el anuncio del presidente Vladimir Putin, a mediados de agosto, de que un regulador de salud ruso había aprobado la vacuna (cuando todavía no habían comenzado los ensayos de Fase 3).
Los expertos denunciaron la medida como arriesgada y Rusia retrocedió en su decisión, afirmando que la aprobación era condicional y que dependería de los resultados positivos de los ensayos de la Fase 3.
Para noviembre, entonces, comenzaron a llegar los primeros resultados preliminares: la eficacia de la vacuna Sputnik V es del 91,4% según un análisis intermedio obtenidos 28 días después de la primera dosis, mientras que los datos de voluntarios obtenidos 21 días después de la segunda dosis indican una eficacia superior al 95%.
Esas dos dosis se dan con tres semanas de diferencia y el precio es de 20 dólares por ambas inyecciones, un precio significativamente más bajo que sus rivales con niveles de eficacia similares.
Además, no posee grandes dificultades de logística como lo es el caso de, por ejemplo, la vacuna de Pfizer y BioNTech (que exige una cadena de frío de -80°C) ya que se mantiene a temperaturas de entre 2 y 8°C, por lo que se puede distribuir utilizando los canales ya existentes para otras vacunas.
"¿Por qué hicimos esta previsión? Por si el resto de las vacunas con las que también tenemos contratos atrasan su llegada al país. Para nosotros esto es muy importante. Está claro que tenemos que organizar toda la logística”, finalizó hoy su anuncio Alberto Fernandez y agradeció al Presidente Putin porque "personalmente se ocupó de ayudar que esto ocurra”.