“Better Call Saul” es excelente por muchas razones. No solo por la historia que cuenta sino por la forma en que la cuenta, la fotografía llena de simbolismos, la paciencia, el tomarse el tiempo de trabajar en los detalles y la capacidad de decir todo sin necesidad de hablar. Pero también, porque nos presentó a uno de los mejores personajes femeninos de la televisión: Kim Wexler.

La primera vez que Rhea Seehorn se puso en la piel de Kim fue en la audición, dos meses antes de la grabación del piloto, que se estrenó en 2015. “Me presenté a una audición con un millón de personas y hubo convocatorias y pruebas. Pero desde el principio, Sharon Bialy, Sherry Thomas -directores de casting- me dijeron que conocían un trabajo mío de 10 años que nadie había visto. Me hizo llorar cuando me lo dijeron. Llevé lo mejor de mí”, dijo a Backstage. 

“No tenía el mismo aspecto que tenían muchas de las protagonistas. En aquella época, no me recibían con los brazos abiertos para una amplia gama de papeles. Pero me encantaba que nunca me eligieran como la ingenua atractiva que tenía que hacer un papel romántico. No necesitaba encajar. Kim Wexler es la protagonista y los tiempos han cambiado (gracias a Dios) en la escritura televisiva”, seguía para ese medio. 

Desde esa mirada perfiló a Kim, la mejor abogada y el personaje más controversial de toda la serie. En esta nota te damos tres claves para entender un poco más esos matices.

Su infancia: ¿quién es Kim Wexler?

Kim Wexler nació y creció en un pequeño pueblo de Nebraska. Su familia luchaba para sobrevivir, según contó en la quinta temporada. A la única que conocemos es a su mamá, a través de flashbacks.

En la serie vemos dos escenas sobre su infancia: en la primera, Kim está en la puerta del instituto Red Cloud Junior con su violonchelo; cuando llega su mamá a buscarla, se niega a subir al auto ya que nota que había estado bebiendo alcohol. En la segunda, la mamá reta a Kim frente al vendedor por robar unos aritos; pero cuando salen del local, sabemos que todo fue una estafa organizada previamente por Mrs. Wexler.

Pero Kim la espera, la escucha, la ayuda. En la primera vemos que puede ir a su casa caminando, pero decide quedarse parada en la puerta de la escuela, atenta e inmóvil, hasta que llegue su mamá. En la escena de la joyería, la persigue intentando agarrar su mano, pero solo lo consigue por unos breves segundos. “¿Ves? Tu mamá es buena para algo. Te saliste con la tuya”, le dice a su hija mientras le regala lo que se robó.

Es que Kim se define por sus grises, por sus complejos. Si vemos que su mamá, quien nunca le prestaba atención, tuvo un gesto de cariño con ella después de ese robo. Esos aritos son el símbolo de esa contradicción moral, y los usa y conserva hasta hoy. Entonces, ¿qué se supone qué es lo correcto? 

Su idealismo: ¿qué está bien y qué está mal?

Kim se mudó a Colorado para estudiar en la Universidad de Colorado-Boulder, después a Albuquerque (Nuevo México) y se matriculó en el programa de doctorado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nuevo México. En ese momento fue cuando consiguió trabajo en HHM, la firma que costeó sus estudios, por lo que se esforzaba por dar lo mejor.

Tiene una visión idealista de la ley y de la vida. Su película favorita es "Matar a un ruiseñor" por Atticus Finch. "No estaba enamorada de él, quería ser él", dice en otro episodio. Y se convirtió en la mejor. Es ambiciosa, se preocupa por los demás, inteligente, independiente. 

En la escena que vemos, el cofundador del estudio Schweikart & Cokely y abogado de Sandpiper Crossing, Rich Schweikart, le pregunta acerca de su historia y ella responde: “Un día miré mi vida y quién era yo y entendí que si seguía como iba… en el mejor caso, me casaría con el que manejaba la gasolinera, quizá sería cajera en el Hinky Dinky”, y admite que quería “más” que eso. Pero esa búsqueda no siempre la guió para el lado “correcto” de la brújula moral. ¿Qué pasa si encuentra el goce en lo prohibido?

Su relación con Jimmy y la lucha contra sus propios demonios

Para este apartado quería tomar la que fue quizá una de las mejores escenas de “Better Call Saul”: su enfrentamiento cara a cara con Lalo Salamanca al final de la quinta temporada. Con argumentos, lo enfrenta por su falta de confianza hacia Jimmy. Ahora bien, ¿la Kim de las primeras temporadas se hubiera animado a hacer eso? Claro que no. Esto se debe a que ya no es la misma. Capítulo a capítulo, vemos como esos matices y contradicciones de las que hablábamos se adueñan de ella. Y en este sentido, su relación con Jimmy es uno de los factores más importantes para analizar.

Cómo olvidar cuando estafaron juntos a Ken, el corredor de bolsa que vemos en la segunda temporada; Kim y Jimmy fingen ser los hermanos "Viktor" y "Giselle Saint Claire", y bebieron juntos varios chupitos del costoso tequila Zafiro Añejo y luego se fueron sin pagar. La alegría que vio en Jimmy, la adrenalina que sintió Kim, y cómo cambió su vida para siempre, fue representado a través del tapón de la botella, que atravesó toda la serie. 

Pero nada es blanco y negro para ella. El capítulo siguiente a la escena de Lalo confirma ese cambio al idear su plan contra Howard con el famoso “pew pew”. Un viaje que sigue creciendo en la temporada final hasta la muerte de su ex compañero en manos de Lalo; en ese momento empieza una caída abrupta, que no le da respiro, que la ahoga y que la lleva a abandonar directamente la abogacía. Ahí la adrenalina conoció el miedo.

Jimmy la hacía sentir más viva que nunca. Pero ahora es todo lo opuesto a ella. En el final de la sexta temporada la vemos en blanco y negro, con una vida monótona de oficina, viviendo una vida monótona de pareja, y con hobbies -¿ya dije monótonos?- como armar un rompecabezas totalmente blanco. La nada misma. Como si ella fuera una pieza más, siente que tampoco termina de encajar: es que está viviendo otra vida que no es para ella. Esto la lleva a contarle la verdad a Cheryl Hamlin, a romper en llanto en el colectivo. 

El hombre que una vez amó, ahora es indiferente; esto es algo nuevo para ella: se suponía que luego de romper las normas había emoción y unión, no distancia y mucho menos un “que tengas una buena vida”. Mientras Jimmy decidió seguir con las estafas, ella tomó el camino opuesto, intentar empezar de cero mientras navega perdida en un oasis de culpa y arrepentimiento, intentando rearmarse como voluntaria en una oficina legal. ¿Cómo salir de ese loop eterno? Haya o no una respuesta, quizá la clave está en ese último cigarrillo compartido en ese capítulo final, ese último intercambio de miradas en la puerta de la cárcel, homenajear lo que alguna vez fueron e intentar seguir adelante en las fisuras de ese quiebre.

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Es difícil entrar en detalle en todo lo que nos dejó la serie. Pero lo que quiero destacar es el camino personal de Kim, que con sus altibajos pasó de ser una especie de heroína de su propia historia a luchar contra sus propios demonios. A pesar de toda su relación con Jimmy, no está definida ni limitada a eso, sino que es mucho más compleja e independiente. Literalmente en otro de los episodios de la segunda temporada dice: ‘tu no me salvas, yo me salvo sola’. 

La actriz reflexionó a Fórmula TV: “Creo que la TV está trabajando por presentar mujeres tridimensionales, no necesariamente heroínas, sino más completas y reales. Da gusto interpretar a una mujer que está en una relación con un hombre pero no es complementaria, sino que tiene su propio viaje”.

En seis temporadas conocimos a Kim Wexler, un papel increíble a cargo de Rhea Seehorn que -por fin-  fue reconocida con una nominación en los Emmy como “Mejor Actriz de Reparto” en una serie dramática y que se coronó en los HCA TV Awards 2022 en esa misma categoría. Aunque obviamente esperamos que lo gane, es importante hablar sobre su personaje y reflexionar sobre uno de los personajes femeninos más interesantes de la televisión.