“Acá viene el show de Diego Maradona,” promete la frase con la que abre el primer episodio de Maradona en Sinaloa (“Maradona in Mexico”), la nueva serie documental de Netflix que sigue al astro del fútbol mundial durante su paso por la ciudad natal de Joaquín “El Chapo” Guzmán, como entrenador del Dorados. Y no hay dudas que los siete episodios son un show maradoniano, con los cuestionamientos, sinsabores y la imprevisibilidad típica de cualquier intervención del "10".

A través de testimonios, material de archivo y metraje inédito que muestra la intimidad del entrenador con el equipo, Maradona en Sinaloa intenta representar la experiencia pura de ser y vivir bajo la influencia de una de las personalidades más conocidas y controversiales del mundo.

El primer episodio se enfoca en la llegada de Diego a México después de las gestiones de Christian Bragarnik, uno de los representantes estrella del fútbol latinoamericano. Su presencia en la ciudad cuna del narcotráfico no estuvo libre de críticas y dudas por parte de la prensa y los locales, a causa de su historia de adicciones a las drogas y el alcohol. Pero con el correr de los meses y los episodios, aquel proyecto que a primera vista parecía una movida de prensa comenzó a mostrar resultados y le dio nueva vida a un equipo prácticamente condenado.

Si pudiéramos definir el tratamiento del relato con una sola palabra sería “contraste”. Por cada punto hay un contrapunto que no hace más que potenciar cada uno de los argumentos a favor y en contra de su figura: mientras la prensa francesa habla de la llegada de una estrella de rock, en Argentina se muestran falsamente horrorizados con la posibilidad de una recaída en viejos vicios; su corrida contra Inglaterra, aquella que culminó en el gol más grande de la historia de los Mundiales, es sucedida con imágenes del desértico estadio a medio completar del Dorados, en el que los protagonistas son los vagabundos que duermen a su sombra y los perros sin dueño intentando sobrevivir.

Eso es Maradona. Es tocar el cielo con las manos y caer de rodillas en el barro. Odios y amores. Es el cuestionamiento a su capacidad como director técnico, y la innegable realidad de haberse puesto al mando de un equipo último cómodo, y haberlo hecho jugar dos finales por el ascenso a la primera división del fútbol mexicano. Es la alegría de esos bailes de vestuario y la tristeza de sus dificultades para caminar. 

Incluso los títulos de los episodios dan cuenta de esa dualidad: “El sueño”, “La pesadilla”, “El rival de siempre”, “Uno de nosotros”; son frases que aplican tanto su paso por el Dorados de Sinaloa tanto como a gran parte de su carrera. 

No hay sorpresas ni grandes confidencias en la serie, pero sí el registro de lo que puede significar el contacto con el huracán Maradona para un grupo humano, una institución y una comunidad, aún cayendo en algunos lugares comunes y pegando algunos golpes bajos. Los testimonios de directivos, jugadores y la prensa dan cuenta de un antes y un después en la historia de Dorados. Y, de alguna manera, de Sinaloa.

Los siete episodios de Maradona en Sinaloa ya pueden verse en Netflix.