Las nuevas medidas anunciadas en el marco de la pandemia de coronavirus (COVID-19) le dieron una bocanada de aire al sector gastronómico. Es que a partir de este sábado, los bares y restaurantes de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires pudieron continuar trabajando hasta las 23 horas, con mesas al aire libre y atención al público.

La extensión del turno noche fue celebrada por los empresarios gastronómicos, quienes se ilusionan con que aumente el volumen de clientes y, por ende, de los ingresos. "El fin de semana y el turno de la noche es lo que más funciona. Estamos hablando de turnos que representan el triple de consumo", contextualiza Toto Lafiandra, socio y manager de Enero Costanera (Avenida Costanera Rafael Obligado 7180).

Entre la alegría por poder alargar los horarios de trabajo, lo que ayudará a empezar a levantar las ganancias en uno de los sectores más golpeados desde el inicio de la pandemia, asoma otro obstáculo: la llegada del frío.

En vísperas del invierno, las bajas temperaturas son las que ahora atentan contra el movimiento -mayormente- nocturno de los locales gastronómicos, al menos para quienes duden de sentarse a tomar o comer algo al aire libre cuando el termómetro marque pocos dígitos. Sin embargo, la mayoría de los locales tomaron nota y ya comenzaron a adaptar sus espacios para que el momento de compartir un café, la cena o una copa sea más ameno, sin dejar de cumplir con los protocolos correspondientes.

"Fayer cuenta con calentadores y actualmente se hicieron inversiones para poder expandir los espacios y que la gente pueda disfrutar en la vereda calefaccionada con cerramientos y sombrillas", explica Alejandro Pitashny, uno de los dueños de Fayer (Avenida Cerviño 4417), el restaurante de cocina israelí-argentina

En esa línea, Harry Salvarrey, socio de Desarmadero Bar (Gorriti 4295), cuenta que en el local hicieron "estructuras de hierro para tener la posibilidad de colgar calefactores en los decks", siempre priorizando la ventilación y circulación de aire. Además, el bar cuanta con calefacción en la terraza, incluso desde antes de la pandemia.

Por su parte, Enero Costanera tiene un deck aterrazado con un cerramiento de blindex en sus laterales y cerramientos eléctricos de techo rebatibles para proteger a los clientes de eventuales corrientes frías que pueden provenir desde el río.

Una de las empresas que se anticipó a la llegada del frío fue Liliana, que lanzó una nueva línea de calefactores apuntados a climatizar espacios exteriores en bares, restaurantes y comercios.

Golpeados por la pandemia

Las restricciones más duras que se impusieron semanas atrás, antes de las aperturas permitidas a partir de este sábado, no hicieron más que agudizar los problemas para un sector que viene sufriendo económicamente desde hace más de un año, pese a que los servicios de delivery y take away ayudaron, en parte, a paliar algunos gastos.

"Inmensamente nos afectaron las nuevas restricciones, mucho más de lo que esperábamos. Fueron durísimas esas medidas y la ayuda del Gobierno este año es mucho menor y de más difícil acceso. Estamos teniendo serios problemas financieros que seguro van a terminar en endeudamiento", advierte Salvarrey.

Por su parte, Pitashny sostiene que la cafetería fue el salvataje de Fayer mientras no se pudo contar con cenas en el restaurante. "Subió mucho el consumo de cafetería en la parte exterior. Esto generó que estuviésemos un 20% menos de lo normal", concluyó.