Argentina en semifinales: la emoción de Sergio Hernández y el festejo en el vestuario
El seleccionado nacional derrotó a Serbia desató la locura celeste y blanca en Dongguan.
Se escucha la chicharra final, el 97-87 quedó estampado en el marcador para siempre y los creadores de la gesta se juntan en una ronda a los saltos, a los abrazos, a los gritos. La Selección Argentina de básquetbol le acaba de ganar a Serbia y así, clasificó para las semifinales del Mundial de China.
Hay alguien que no participa de esa ronda de eufóricas emociones. Es Sergio Hernández, que está sentado en el banco mientra intenta -sin éxito- contener las lágrimas con una toalla sobre su cara.
De pronto, el escenario de los festejos ya no es más el parquet del estadio de Dongguan, si no el vestuario celeste y blanco. Entran de a uno y se van contagiando. Vuela un tacho de basura, las camisetas se entregan a dar giros por el aire. Siguen los saltos, los abrazos, los gritos. Y van seguir por un buen rato. Allí, en el micro y en el hotel donde concentran. Porque meterse entre los cuatro mejores del mundo no sucede todos los días. Y vaya si es un motivo para celebrar.