A miles de kilómetros de donde s disputa la temporada de la NBA, se dio un nuevo caso de violencia policial contra un ciudadano negro, cuando un efectivo le disparó siete veces por la espalda a Jacob Blake, un joven que se subía a su camioneta y que recibió impactos que, según informaron, lo dejaron paralizado.

Eso desató una nueva ola de protestas y de graves incidentes en las ciudades del estado del norte, al tiempo que las noticias viajaron hacia Orlando, a los oídos y ojos de los integrantes del plantel de Milwaukee Bucks, franquicia que representa a dicho territorio, que tomó una histórica decisión de no salir a jugar.

El equipo que buscaba el pase a las semifinales de conferencia ante Orlando Magic no apareció en el campo de juego de Disney, al tiempo que su rival hizo lo propio en solidaridad al lema que predica toda la NBA en contra del racismo y que se volvió una de las frases más fuertes de este 2020: Black Lives Matter.

Por protocolo, los árbitros y organizadores del equipo debieron iniciar el conteo de la ausencia de ambas franquicias y dejar el partido como una derrota para los Bucks que poco importa. Sin embargo, puertas adentro de la burbuja de la liga de básquet más reconocida del mundo, aseguran que los de Florida rechazarán la victoria por escritorio.

La decisión de Milwaukee fue tomada minutos antes de salir al campo y con la entrada en calor realizada, luego de una comunicación que habrían tenido con el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, a partir del caso de Jacob Blake, que se suma a una nueva lista de abuso de poder y autoridad de policías blancos contra ciudadanos negros en Estados Unidos.