Sinceramente soy de las personas que le escapan al género musical, pero atraída por un gran boca en boca y recomendaciones que caían como una lluvia de verano, me aliste para ser una espectadora más, y fui a ver La Desgracia, que dicho sea de paso está todos los viernes en el Paseo la Plaza a las 20:30hs.
Un vez prendidas las luces entre en un loop de risas incontrolables y fascinación por lo que sucedía, tanto arriba del escenario como abajo, ya que la audiencia era una fiesta.
Ovación, gritos, carcajadas son parte de la hora y media que dura el espectáculo, junto a una profunda admiración, por el talento esparcido y bien instrumentado que me invadió completamente y ahí entendí por qué esta comedia musical cautiva a los amantes del género y a los que reniegan de él por igual.
Gracias a la dirección musical de Francisco Martínez Castro y el libro, letras, coreografía y dirección general de Juan Martín Delgado, que no dejan nada librado al azar. Esta obra nos invita a introducirnos en la vida de un pueblito que bien podría ser la manzana de tu casa.
La historia es llevada por Nora (Mariano Condolucci) una enfermera que estará a cargo, con un histrionismo fabuloso y dudosa calidad de servicio, de contarnos paso a paso los sucesos ocurridos en el pueblo de Terranova.
Donde se propaga "la desgracia", una enfermedad mortal, que se contagia por transmisión sexual y que contrae Ana (Mariel Percossi), la hija de la intendenta (Andrea Lovera), quien avergonzada decreta, junto a la recomendación del médico del pueblo (Patricio Witis) y el cura, dejar de tener sexo para erradicar la enfermedad.
Ya metidos en la vertiginosa historia conoceremos a muchos personajes más, que recitan diálogos muy semejantes a nuestra realidad y nos harán pensar en los prejuicios, y la falsa moral que se nos reirá a carcajadas.
Y cuando pensamos que todo estaba llegando a su fin, un asesinato nos vuelve a poner alertas, y descubrir a su autor y motivos, será el plus que cierra una idea, puesta y guión maravillosos.
La desgracia tiene una mezcla de muchos géneros, y de allí su encanto, su banda en vivo compuesta por Francisco Martínez Castro, Rodrigo Martínez Castro, Luis Aragona (Guitarra eléctrica), Nicolás Roldán (Batería), Leandro Biera (Bajo), Tomás Martin (Chelo) y Andrés Liendro (Violín) nos darán jazz, rock, tango, blues, pop y góspel mientras que no deja tema que incomode por tocar.
La opresión de la Iglesia, el abuso de poder, la lucha de clases, el incesto, el feminismo, la locura, los mandatos sociales, la corrupción, el sexo, la muerte y el amor. Todo en un cóctel que deslumbra y nos deja frases para atesorar tales como: “La única forma de salir de la desgracia es quererse un poco”, pero en un tono irónico, como esta otra: “Dicen que lo mejor está por venir, que fluir, que soltar, y siempre viene una boluda que te dice ‘¿No probaste con la meditación?’ Metétela en el orto, pelotuda". Y ahí cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, no?
En resumidas cuentas, La desgracia es un desborde de talento llevado al escenario, y que quedará en los anales del teatro musical como una de las joyas, que hoy podes ir a ver a la calle corrientes, sin miedo de arrepentirte. No falla, no defrauda, y vuelve a poner en el top al género.