Si bien el Día del maestro conmemora la vida y muerte del prócer Domingo Faustino Sarmiento, la mayoría del equipo educativo de primaria y secundaria son mujeres (8 de cada 10 según el último Censo Nacional de Docentes).
Las mujeres, relacionadas desde siempre con las tareas del hogar, del cuidado y de la enseñanza, sufren distintos tipos de prejuicios a lo largo de toda su vida. En este caso, las maestras, son uno de los grupos de profesionales con más prohibiciones respecto a sus individualidades. Ellas son castas, puras y nacen con la vocación de enseñar.
En FILO hablamos con María Florencia Barceló, Annick Aubert y Maite Olarieta, maestras que nos cuentan cuáles son los tres típicos prejuicios que sufren las docentes.

"No se nos piensa como personas, te exigen que no hables de tu vida personal. Yo soy torta y en uno de mis colegios me pidieron que no lo diga, que niegue mi orientación sexual, cuando en realidad para mi mi ser torta es parte de mi vida, de mi militancia y de mi educación", cuenta Barceló.

"Creo que detrás de la idea de la vocación, hay una creencia de que por hacer lo que nos gusta o lo que amamos, tenemos que conformarnos con condiciones pésimas de trabajo porque total podría ser peor, podríamos estar trabajando de algo que no nos gusta ini aporta nada, nacimos para esto. En la docencia además, se juega también el interés por el alumnado, la responsabilidad que una siente como docente frente a ellos y ellas, las ganas de educarlos, de aprender, de generar conocimientos y debates dentro del aula. Pagamos de nuestro bolsillo fotocopias, útiles, libros; dedicamos muchísimas horas no remuneradas a nuestras clases. Pero está bien, tenemos la vocación, no pasa nada", ironiza Aubert.

"La vocación tiene esas trampas. No sólo tenemos que aceptar que nos paguen poco porque las mujeres nacimos para enseñar sino que además tenemos que dejarlo todo en el aula. Y ahí hay una contradicción, porque mi todo es mi militancia o mi manera de ver el mundo y eso no es algo que las maestras tengamos permitido hacer dentro del aula. Recibimos muchas críticas por parte de padres y madres cuando lo damos todo pero también cuando no. La docencia tiene muchas exigencias y tenemos que estar todo el tiempo disponibles y al 100%, y eso genera mucha crisis porque el darlo todo todo el tiempo es imposible", agrega Olarieta.