Mark David Chapman parecía ser un fan más, al que Lennon le firmó la tapa de Double Fantasy, su reciente disco publicado en aquella época.

El diálogo entre ellos, quedó inmortalizado: John le preguntó muy amablemente si quería algo más, y Chapman respondió “no, gracias” y se fue. Pero a la noche volvió, para quitarle la vida a Lennon, y al mundo uno de sus mejores artistas.

Aquella fría noche, Chapman le disparó cinco tiros al compositor y cantante que regresaba del estudio de grabación, cometiendo uno de los crímenes más sonados de todos los tiempos.

Pasaron 40 años en que John nos dejó físicamente, pero no así su legado y música que vuelve a revivir en cada canción que interpretó y en cada artista al cual influyó. 

Duele pensar que le arrebataron la vida en uno de sus momentos más plenos, tanto a nivel personal como profesional, ya que estaba en la promoción de su regreso con un nuevo disco luego de cinco años de silencio.

Es inevitable pensar qué hubiese sido de John si el asesinato no se hubiese concretado, o si Chapman se hubiese arrepentido. Cuesta entender qué pasó por su cabeza aquel 8 de diciembre.

En 1992, en una entrevista televisada en directo con el periodista Larry King, recordó aquel momento así: 

“Antes de apretar el gatillo, yo estaba calmado y preparado para que sucediese. Mi propia voz decía desde dentro: 'Hazlo'. Pero, después de disparar, me sentí como si la cinta de la película se hubiese roto. Estaba conmocionado. Me quedé de pie, con el arma en la mano. Vino José, el portero del edificio, y sacudió mi brazo hasta que el arma cayó (...). Yo estaba aturdido. Saqué El guardián entre el centeno [la novela de J.D. Salinger] del bolsillo, intenté leer... Deseaba que la policía llegara de una vez. Estaba destrozado”.

En medio de la depresión, previo al asesinato, Chapman leyó unas 15 veces El guardián entre el centeno, novela de J. D. Salinger, que se había convertido en su libro favorito, y comenzó a pensar que él era el protagonista: un adolescente rebelde y rechazado llamado Holden Caulfield y que fue un medio de isnpiración para su futuro homicidio.

40 años después de acribillar a John Lennon por la espalda, Chapman cada vez que tiene oportunidad, se manifiesta arrepentido y pide perdón por su crimen, pero los tribunales han rechazado sus sucesivas peticiones de libertad condicional, aludiendo a diversas razones, fundamentalmente, la preservación del orden público: temen por la integridad de otras personas o la del propio Chapman.

“Lo asesiné... porque él era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón y yo buscaba en gran, gran, gran medida la gloria para mí. Muy egoísta”, dijo arrepentido en la última petición que realizó para obtener la libertad condicional y que fue rechazada por onceava vez.

Sin dudas, Chapman, logró alcanzar su ansiada “fama” a los 25 años al asesinar a uno de los íconos del rock mundial, pero no así la gloria, porque esa siempre será de Lennon, algo que nunca le podrá arrebatar ni él, ni nadie. 

Hoy Chapman tiene 65 años y cumple una sentencia de 20 años a cadena perpetua en el Centro Penitenciario de Wende, al este de Buffalo, en Estados Unidos. Pero también lleva a cuesta una condena a la cual nunca podrá escapar: la social y de todos los fans del mundo, que lo recordarán por siempre como una de las personas más perversas que terminó con la vida del ex Beatle.

Se cumplen 40 años de que nos quitaron a John, el mismo tiempo que Lennon pudo disfrutar su vida. Mientras tanto, por acá seguimos llorando la muerte del cofundador del grupo de rock más importante de la historia y al cual jamás olvidaremos. 

¡Gracias por tu arte, querido John!