Tommy Weich tenía 6 años cuando conoció a su ídolo, Lionel Messi. Más allá de que el niño era fanático del fútbol y Lio ya se perfilaba como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, ambos estaban unidos por algo más que lo deportivo.

El encuentro, gestionado por sus papás, se concretó el 3 de septiembre de 2010. Acompañado por su mamá Barby, el pequeño afortunado fue hasta el Hotel Intercontinental, donde el futbolista concentraba junto a la Selección Argentina.

En medio de sus compromisos, el entonces jugador del Barça se hizo un tiempo para charlar con el niño, quien sufría de la misma afección que él: ambos habían sido diagnosticados con lo que se conoce como déficit de la hormona de crecimiento, un problema hormonal que afecta el desarrollo natural de una persona.

“Fue un encuentro que me marcó. Me acuerdo detalles como el hecho de no pedirle una foto para no molestarlo y que me la ofrezca él”, recuerda Tommy que hoy tiene 18 años y hace cuatro finalizó con el tratamiento hormonal para tratar su problema de salud.

Más de 12 años después, el joven recuerda ese encuentro como un punto de inflexión para atravesar su tratamiento, que llegó a ser muy largo y doloroso. “Haber pasado todo lo que pasé me dio fortaleza mental y me hizo contrarrestar la falta de altura con otras cosas. Me dio otras oportunidades y una forma de desarrollar mi forma de ser que de otra forma no sé si hubiese sido así”, afirma en diálogo con Filo.news.

La historia se conoció a partir del relato de la madre del protagonista, quien primero la contó en sus propias redes y luego fue compartida por alguien más en Twitter. A las pocas horas el relato se viralizó y sumó miles de millones de likes y comentarios de apoyo hacia el capitán de nuestra Selección pero también para Tommy.

“Que más gente sepa que Messi es un gigante de alma”, manifiesta Barby a este medio y dice estar “eternamente agradecida” por los minutos que se tomó Messi para charlar con su hijo. Es que el ídolo fue el referente de Tommy no solo en lo futbolístico sino también en la situación de salud que a ambos les tocó sobrellevar. 

“Cuando se descubre este problema que tenía lo primero que le salió a mis viejos para hacerme entender lo que me pasaba fue ‘tenés lo mismo que Messi’. Era el mejor ejemplo posible que me podían dar”, rememora el protagonista de esta historia.

“Verlo a Messi me hacía pensar: ‘tenés este tipo acá, que está donde está, tiene lo que vos tenés, y quedate tranquilo que no te vas a privar de nada por culpa de lo que tenés’”, agrega Tommy y cuenta que el tratamiento para esta afección consiste en la aplicación diaria de inyecciones de hormonas durante 10 años.

“Me acuerdo que primero me dijo que me vio muy parecido físicamente a él cuando era chico. Después hablamos de dónde nos dábamos las inyecciones. Él me dijo que se las daba en las piernas, yo en los brazos. A partir de ese día traté de dármelas en las piernas pero me dolió mucho y me quedé en los brazos”, recuerda.

“Messi debutó más o menos cuando yo nací. Siempre le seguí la carrera: fui hincha del Barcelona, de la Selección, del PSG, pero siempre fui hincha de Messi. Siempre tuve ganas de que le fuera bien, no porque era el mejor, sino porque el tipo aún siendo quien es me ayudó”, asegura el joven y agrega: “Yo decía que el fútbol es injusto, pero esta vez no lo fue. Se dio todo como se tenía que dar y no se puede pedir más. ¿Qué más puede pedir?” 

Tommy vio la final del Mundial con su grupo de amigos y tras 120 minutos de sufrimiento y haber visto a su máximo referente alzar la Copa en Qatar fue al Obelisco a festejar junto a los millones de argentinos y argentinas que vivieron la victoria del equipo nacional como propia, cada uno dándole su propio significado.

Tommy y Lio no se volvieron a encontrar en persona y aunque a muchos les gustaría ver la foto del reencuentro el joven asegura que su objetivo nunca fue ese. Sin embargo atesora en su corazón el momento que compartió junto a su ídolo, al igual que la fotografía que se sacaron: “Es la mejor foto que tengo”, dice con una sonrisa.

- ¿Vos tuviste la chance de hablar con Messi, pero qué le dirías a un chico que está pasando por su misma situación?

- Es difícil, sobre todo cuando sos tan chico que te acercan una aguja y lo primero que te agarra es miedo. Lo mejor que podría decirle es que me vea a mí, donde estoy, que pude seguir adelante.

- Más de 10 años después de su encuentro, ¿qué le dirías hoy a Messi?

- Se simplifica todo en una palabra y es gracias. No tengo mucho más para decirle. Fue mi faro para ver hacia donde apuntar, sabiendo que tenía un problema y el tipo seguía dándole para adelante. No solo él, sino su carrera con la Selección fue como un tratamiento, saber esperar y ver los resultados al final”.