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De Paul, la novia de Álvarez y el desmadre en redes: ¿cuál es el límite de tu opinión?

La intimidad como un bien preciado y la democratización de la palabra hacen que las redes sociales sean un espejo, una droga y un peligro. ¿Qué pasa con los héroes de la selección y sus bellas parejas? ¿Hay protección, límites y ética a la hora de decir lo que pensamos? 

De Paul, la novia de Álvarez y el desmadre en redes: ¿cuál es el límite de tu opinión?
Los jugadores Julián Álvarez y Rodrigo De Paul.

Las redes son un lugar hostil pero a su vez de mucho reconocimiento. Ante mayor exposición, mayor recompensa y sobre todo, mayor observación. Y el escrutinio de las nuevas plataformas se pone áspero cuando la vida privada de gente famosa asoma.

El campeonato del mundo es un ítem cultural maravilloso en el que se juegan dignidades, ética, patria y familia. Quedó claro que las redes aprovecharon la existencia de las cuentas oficiales para sacarle el jugo a esos héroes de batalla que volvieron con la copa y el honor de toda una nación.

Ya no hay intermediarios, ya no hay diarios, revistas o prensa que pueda filtrar los cientos de miles de comentarios que se pueden recibir cuando tu trabajo logra lo que más de 47 millones de personas anhelaban. Con lo bueno y con lo malo, ya que hoy los jugadores de la selección le hablan a la gente de forma directa y demuestran personalidades que los acomodan mucho más cerca de los simples mortales.

La amargura del ídolo

Con lo bueno y con lo malo. Repito y parafraseo a Messi porque bien podría ser el primer ejemplo de esta locura social en donde la privacidad es de los bienes más preciados. Su mujer, la "reina" Antonela Roccuzzo, no da notas a la prensa y aparece muy poco en sus redes sociales. La intimidad que decide y elige mostrar es cuidada y se mantiene así en el podio de las intocables.  

No tuvo esa suerte María Emilia Ferrero, pareja histórica de Julián Álvarez. Después de que se viralizara un video en el que se ve cómo ella le responde, según las críticas, de mal humor, a varios chicos que esperaban la firma de su ídolo, todo se desmadró. Las redes mostraron su rigor y sus garras con cientos de comentarios cancelándola. Una junta de firmas en change.org para que el goleador deje a su novia y un comunicado de ella dando explicaciones fueron la coronación de un fenómeno de época en donde la locura es total y los límites están muy difusos.

Si ahora gugleamos sus nombres hay muchas notas escritas en donde aseguran que el jugador se separó por ese escándalo. ¿Las fuentes? Ninguna, sólo sospechas infundadas por gente que asegura que él la dejó de seguir en instagram. Muy confiable el periodismo.

Creíamos que un video de quince segundos no podía ser la información necesaria para argumentar que alguien es de una determinada forma. Pero lo que parecía una joda, quedó. ¿Es, acaso, la lupa de estas aplicaciones, una versión distinta y renovada de la cultura de la cancelación? Las frases y mensajes que halagan y desean a la Selección, continúan dando vueltas por todos lados.

Hace semanas que los nombres de Camila Homs, Tini Stoessel y Rodrigo De Paul pican en punta. Millones de comentarios que califican o descalifican al jugador por ser un buen o un mal padre y feministas que se tiran con de todo y se posicionan de un lado o del otro como si el enfrentamiento fuera entre su actual y su ex. 

La novela está activa, los chats entre él y su ex se publican y se viralizan y, ¿les hijes? ¿Alguien puede acaso pensar en les hijes? ¿Cómo se deben sentir si todo un país asegura que su papá no les quiere? Bastante mal, ¿no? 

Para la comunicadora e instagramer Vicky Braier (@juariu) la frontera ética se encuentra en lo que les famoses eligen mostrar. “Es que hay famosos a los que les gusta exponer su vida privada, les gusta subir historias, mostrar sus canjes, pero después cuando surgen problemas no les gusta tanto. En el caso de De Paul, por ejemplo, vuelve y muestra historias con Tini y después con sus hijos y la gente empieza a tomar partido. Se arma esta especie de cancelación o de gente opinando sobre la vida privada de otra persona que poco sabe, pero sabe lo que el famoso muestra también, entonces me parece que ahí el límite está en el mismo famoso y sus decisiones”, sostiene.  

Pero, ¿es cien por ciento responsabilidad de quien se expone? ¿No parece una versión retocada de la pollerita muy corta? ¿Vos sabías las consecuencias de salir así, así que te jodés si te incomoda el acoso? Para @juariu no es lo mismo. “Cuando uno hace acciones públicas va a tener opiniones públicas. Famosos y políticos le dan la posibilidad a que la gente se meta en su vida privada y opine. Cuando una persona sale vestida de una forma no le da pie a nadie a la opinión o el acoso. Si yo muestro a mi marido todos los días y un día digo que estoy triste y lo dejo de seguir y mis seguidores que siguen mi historia de amor ven eso van a querer saber y van a opinar porque yo les proporcione esa información. Pero porque yo les estoy vendiendo algo. Les proporciono información de mi vida privada porque me gusta porque me parece divertido o lo que sea. Y generalmente es porque nos gusta el like y el comentario de amor, claro pero hay que saber que si mostrás toda tu vida va a venir gente que le encanta y gente que te critica”, sostiene.

Que las redes se transformaron en un lugar hostil, no hay dudas. El peligro está en cualquier error, cualquier palabra mal escrita, cualquier mensaje poco claro puede desencadenar días de pequeños infiernos llenos de ansiedad.

“La gente también usa las redes sociales como si fuera una hoguera onda caza de brujas, como en la antigüedad. Me parece que les da libertad a muchas personas para sacarse el odio, la ira y destilarla para afuera a quien sea, no importa quién, es buscar un objetivo e ir con toda la artillería. Estoy totalmente en contra de eso y menos si no se tiene un contexto certero y claro”, agrega la periodista.

Hormonas y desmadre

El deseo de una vida monógama con familia tradi incluída también fue un debate que picó y generó revuelo. ¿Qué pasa con las representaciones de estos muchachos y sus vidas conservadoras en pleno auge del fin del amor? La explosión heterosexual no la esperábamos pero sucedió.

En el año 2001 Javier Saviola participó en la Copa Mundial de Fútbol Juvenil organizada por la FIFA y Argentina se proclamó campeona con un gol de él en la final. Saviola se convirtió así en el máximo goleador y fue nombrado "el mejor jugador del Mundial". Yo tenía 16 años y el diario íntimo lleno de sus fotos y promesas de amor eterno. Una vibra parecida noté con esta selección con una diferencia de veinte años y en vez de diario íntimo, todo lo contrario, plataformas en donde la exposición es parte del juego. 

La generación de treinti intenta soltar mandatos con tanta fuerza que tal vez este sea el momento en donde todo pega la vuelta y el amor para toda la vida comienza a ser, otra vez, nuestro objetivo. No lo sabemos. Tal vez sea una simple moda, pero las quejas en Twitter, por ejemplo, fueron muy mal recibidas. Una chica comentó en esa red social lo mal que le parecía este supuesto retroceso a la típica familia argentina y tuvo que cerrar su cuenta de la cantidad de hate que recibió al decirlo.

La queja de la queja se estila en esa red social que desde hace algunos años se convirtió en un sitio plagado de trolls y peligros ante el más mínimo error o mala interpretación. Pero no es la única y en esta era son las personas famosas quienes beben las mieles del reconocimiento y la adrenalina del me gusta atorándose muchas veces con opiniones o mensajes que preferirían no haber leído.

Al parecer el truco es doble. Primero, si utilizás las redes y tenés mucho alcance, saber que no existe aún una ley que te proteja y regule el hateo y los comentarios fuera de lugar. Y segundo: Francia. Ahr. No. Y segundo, empezar a hacernos preguntas como consumidores y usuaries de estas plataformas. No se puede decir cualquier cosa que se nos cruce por la cabeza. La idea de un mundo mejor es el motor de millones de personas, dejemos que eso exista y atraviese nuestros berrinches o impulsos empujados por el anonimato. Comentemos con más ternura en las redes ajenas. No todo es lo mismo y no todo lo que pensás está bueno compartirlo.   
 

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