La región está complicada porque muchas democracias están en peligro. En Brasil intentaron bajar a Lula; en Perú hay bolonqui todos los días; la vicepresidenta de Colombia denunció un intento de atentado en su contra; y en Argentina también estamos con nuestros buenos despelotes.

Luiz Inacio Da Silva, más conocido como Lula, asumió el 1 de enero su tercera presidencia en Brasil. Sucedió en el cargo a Jair Bolsonaro, a quien derrotó en la segunda vuelta electoral. Sin embargo, las cosas no están siendo nada tranquilas. Solo una semana después de su asunción, un grupo de bolsonaristas intentó un golpe de Estado contra él.
Después del hecho, el presidente brasileño decidió la intervención federal sobre el gobierno de Brasilia. Por su parte Bolsonaro, acusado de ser instigador de los hechos, dijo lo suyo desde Miami.

En Perú, el presidente elegido en las urnas, Pedro Castillo, decidió cerrar el Congreso y provocó una crisis institucional que derivó en su renuncia. Asumió en su lugar Dina Boluarte, pero desde entonces el país es un hervidero reclamando su renuncia. La represión a las manifestaciones ya provocó más de 60 muertos.

En Colombia, después de décadas de gobiernos liberales, el país caribeño tiene un gobierno progresista. Sin embargo, los poderes concentrados no le están haciendo fácil la vida al nuevo Poder Ejecutivo.

Nuestro país no se queda atrás... En septiembre del año pasado, un intento de magnicidio contra la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, constituyó un ataque directo a las instituciones democráticas. En ese contexto, el presidente argentino, Alberto Fernández, envió un proyecto al Congreso para que se le realice un Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia por mal desempeño de sus funciones. Desde la oposición, esto es visto como una amenaza a la democracia.

En medio de este caos regional, se realizó en Buenos Aires la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC. Y varios dirigentes opositores argentinos repudiaron la llegada de presidentes que consideran dictadores, como Nicolás Maduro de Venezuela o Miguel Díaz-Canel, de Cuba. Al final Maduro no estuvo en Argentina para la Cumbre de la CELAC. El gobierno venezolano denunció un plan de agresiones de la derecha. Por su parte, el presidente argentino dijo en el discurso inaugural que “no debemos permitir que la derecha fascista ponga en riesgo la institucionalidad de nuestros pueblos”.

En todo el mundo, pero en particular en Sudamérica, hay nuevos movimientos que se oponen a los derechos de ciertos sectores marginados, y que adquieren cada vez más fuerza. Los podemos llamar “nueva derecha” o directamente “neofascismo”, pero lo cierto es que sus discursos penetran cada vez más.