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Cine y series

Cine y vejez: cómo se vivió el primer Festival de Canas del mundo

El sábado comenzó la primera edición del festival en uno de los emblemáticos bares de Buenos Aires. Un encuentro que pone en pausa al reloj, con el arte como único presente. Desde Filo.news estuvimos ahí y te contamos cómo se vivió.

Cine y vejez: cómo se vivió el primer Festival de Canas del mundo
Cine y vejez: cómo se vivió el primer Festival de Canas del mundo | Foto, créditos: Ana Tonso.

* Nota escrita por Micaela Robles y Antonella Morello.

Sobre la Avenida Paseo Colón al 600, un café-restaurante conserva la idiosincrasia porteña que la enaltece como usina de creación y arte. Durante más de 80 años en un salón que antes funcionaba como un almacén de ramos generales, entre tazas y sillas, intelectuales discutieron sus cuentos y novelas, se compartieron lecturas, se bailó milonga y tango, ¿y hoy? 

Es sábado 15 de abril pasadas las 17 horas. Algo de esa historia se respira entre los invitados al primer Festival de Cine de Canas del mundo, una idea de la comunicadora Paz Varales, directora de Cinéfilos, que junto con la iniciativa Bar de Viejes recuperan la preservación y disfrute de estos espacios para que así nada nunca muera: ni quienes seremos, somos o fuimos; ni el cine.

“Me contacté con Martina (que además celebró su cumpleaños entre su discurso de apertura), que maneja muy bien este proyecto que se enfoca en darle vida a estos bares históricos que están necesitando mucho apoyo y difusión. Le dije: —¿Te copa esta idea de hacer un festival?”, cuenta Paz en diálogo con Filo.news.

Martina, María Álvarez y Paz en el Festival de Canas | Foto, créditos: Ana Tonso.

“Lo hicimos juntas y acá estamos. Juntamos desde Cinéfilos con Bar de Viejes y armamos una programación: muchas señoras, invitamos personajes porteños porque no solo actores, directores y gente famosa, sino que es un festival muy porteño para que celebremos a las y los abuelos que hay acá, las historias que hay acá en Buenos Aires, donde te encontrás con un ferretero, una dueña de una feria americana, un sastre, gente que es maravillosa y que para mí es muy importante, que hacen mágica esta ciudad. Hicimos cortos sobre ellos, y están todos teniendo su minuto de fama. Me parece hermoso”, añade.

En los albores del cine: la paradoja de un festival joven dedicado al curso del tiempo
 

El Festival de Canas es la ascendencia del Festival de Canes, la primera de esta secuela cinéfila que combinó perros y producciones audiovisuales, donde tal como asegura Paz, “no hay antis ni haters por ahora”, en referencia a las vejeces y peludos. Ambos nacieron consecutivamente, y cada uno en un festival.

“La idea surgió en Mar del Plata, cuando estaba en producción el Festival de canes”, cuenta su realizadora, dos meses después de que en Jujuy, en el Festival de Cine de las Alturas naciera la movida de tomar el evento de Cannes (que está a menos de un mes de su 76° edición) y quitarle una “N” para resignificar su valor y temática.

Festival de Cine de Canas | Foto: Micaela Robles.

“Mar del Plata para mí es un festival muy inabarcable, muy difícil de cubrir porque hay millones de películas. En medio de todos esos estrenos, conocí a Elena en la fiesta de apertura. Una señora que hace 50 años que va y que no se perdió ninguna edición. Ahí dijimos ‘la cobertura es esta: su experiencia, lo que le transmite a ella, por qué con 92 años sigue viniendo’”, descubrió Paz.

Jugando pero a la vez craneando, junto a una amiga lo plasmaron dibujando en una servilleta. “Terminamos el de Canes, dijimos ¿por qué no el de canas?, vi un par de pelis pendientes y definimos la programación”, propuso.

La convocatoria reunió un público etariamente diverso, que a su vez contrastó los estereotipos asociados a la juventud y a la vejez: ¿qué exactamente nos envejece y cuánto nos rejuvenece? ¿cómo conviven las edades?

Filo.news presente en el festival de Canas, junto a Paz Varales y el sastre Jorge Williams | Foto, créditos: Ana Tonso.

“Yo creo que hay algo de ‘che nos va a llegar’, en unos años somos ellos, vamos a achicar la brecha generacional. Hay señoras que necesitan un plan para hacer un sábado con amigos. Era parte del objetivo mezclar en la convocatoria a muchos jóvenes”, asegura Paz.

“Las Cinéphilas” y la magia eterna del cine

El cine como herramienta de trascendencia. Como encuentro de múltiples soledades. Como un pendiente inamovible de la rutina. Así lo viven las mujeres jubiladas que muestra “Las cinéphilas” (2017), la película de María Álvarez que se exhibió en la tarde de la primera jornada del Festival de Canas.

Desde España, Argentina y Uruguay, la directora retrató lo que significa para ellas ir al cine todos los días, su curiosidad por conocer nuevas historias y abrir nuevos mundos. Es un film sensible e intimista que forma parte de una trilogía destinada al arte y a la vejez que fue premiada y reconocida en varios festivales: "El tiempo perdido" (2020) -que pone el foco en la lectura- y "Las cercanas” (2021) -dedicado a la música-.

Álvarez representa personajes cotidianos –lo que inspiró la idea del festival– en los testimonios de señoras que van al cine para no esperar, y que como el mar, con el que algunas se encuentran en La Bristol es una experiencia existencial, algo que pasa en ese instante. Ni antes ni después.

"Las cinéphilas", de María Álvarez.

Ellas evocan sus recuerdos, sus colecciones, miran, evocan fragmentos de las películas que vieron, las locaciones donde se filmaron, cuentan aquello que son y no quieren ser, y citan. Como el fragmento de Marcel Proust que manifiesta: frente al avance del tiempo el recuerdo es lo único que para cada persona permanece fijo.

Tras la proyección de la película, la directora respondió preguntas y respuestas de los espectadores, como previa de la charla de la colectiva “La revolución de las viejas”, movimiento que piensa las vejeces desde una perspectiva feminista y de derechos humanos, y Carolina Anabella Iglesias, creadora de la “Senes Personas Mayores” proyecto que lucha contra la discriminación hacia las personas mayores.

Festival de Cine de Canas | Foto: Micaela Robles.

El domingo, la cita fue en el Club Saber (Llerena 2727, Parque Chas) donde fue el turno de la película “Foto Estudio Luisita” de  Sol Miraglia y Hugo Manso, que cuenta la historia de la fotógrafa Luisita Escarria, quien retrató figuras como Tita Merello y Susana Giménez, Amelita Vargas a Olmedo, Porcel y Atahualpa Yupanqui. 

Asistencia perfecta por pasión cinéfila: "De ahí no paré de ir”

“Soy la señora Elena Basez, voy a cumplir 92 años dentro de un mes y estoy muy bien”; con esas palabras se presenta Elena a Filo.news durante la primera jornada del Festival de Canas, o como ella lo llamó, “estos festivales lindos que se hacen sobre cine”. Y si hay algo que conoce es eso: tiene asistencia perfecta al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata desde 1954.

“No me imaginé nunca que iba a tener esta reacción de gente, de chicas jóvenes, de estudiantes, muy bien se han portado conmigo”, agradeció al recordar su paso por el último encuentro en “La feliz”. ¿Cómo nació su amor por el cine? ¿por qué bucear todos los días entre nuevas historias?

“Yo iba a una escuela de monjas, y todos los domingos había cine para los niños. Me llevaba mi mamá y después me iban a buscar. De ahí me gustó el cine, no paré de ir”, recuerda Elena y sigue: “paré cuando falleció mi marido, cuatro años que no fui casi a ningún lado, pero después sí, recorrí Europa, Rusia, muchos lugares lindos, soy muy feliz”; de hecho, acompañada por su nieta, vio la película “Las Cinéphilas” que se proyectó en la primera jornada del Festival de Canas. “Es muy buena, explica bastante bien lo que son los años”, opinó.

Elena junto a Jorge, presentes en el Festival de Canas | Foto: Micaela Robles.

Después de todo, el cine es ese espacio de encuentro y de pasión que se fortalece con el tiempo: “Es un aprendizaje, es un aprender a conversar, a ver cómo la gente se comporta, cuando vas creciendo vas viendo cosas que no te imaginabas nunca, y así fue creciendo toda la vida con el cine”.