"Los Piojos en los 90: del barrio a los estadios", el libro de Juan Cruz Revello de la editorial Gourmet Musical, reconstruye el pulso de una década clave para el rock nacional a través de una banda que fue mucho más que un fenómeno musical. En medio de un país convulsionado política y económicamente, donde no muchos artistas observaban las marginalidades del conurbano, Los Piojos, que venían de El Palomar, cantaban sobre lo que le ocurría a diario a los trabajadores urbanos que iban "colgados del tren como racimos" y ante un mundo globalizado e individualizado proponían "rituales" cargados de nacionalismo a una juventud descontenta con las políticas neoliberales del momento.

Con el diario del lunes y tras la vuelta de Los Piojos en 2024, se podría pensar que el proyecto de "Los Piojos en los 90: del barrio a los estadios" comenzó con ese espíritu de darle una vertiente literaria a un fenómeno musical. Sin embargo, Juan Cruz reconoció que este libro se gestó mucho antes de conocerse el regreso, incluso cuando ni los músicos creían que podía ser posible. Una tarde de 2019, de casualidad escuchó en la radio "Al atardecer", canción incluida en el álbum Tercer Arco (1996) y lo primero que le surgió fue "que banda del carajo", "que poco reconocimiento que tienen", "que buenas letras". "Mucho de lo que está en este libro lo escribí esa tarde", asegura ante la pregunta de Filo.news.

Y es que, tal como lo describe Juan Cruz, “con la música no te podés hacer el boludo, es algo físico. Cuando la escuchas te pasa algo por el cuerpo”, y cuanta razón porque hay canciones que no se pueden explicar con palabras, se sienten al minuto uno en el cuerpo. Esto también se lee su libro "Los Piojos en los 90: del barrio a los estadios", una obra que funciona como memoria emocional de una época, pero también como testimonio de una identidad colectiva. 

El corte histórico tiene mucho que ver con la época en la que él mismo comenzó a seguir a Los Piojos. Juan Cruz es un periodista oriundo de Junín que actualmente reside en Rosario hace muchos años y en su juventud viajaba con su grupo de amigos a CABA a ver fútbol y a la Los Piojos. A partir del 2000, cuenta que dejó de seguirlos y coincide con la salida de Daniel Buira (baterista y miembro fundador), el lanzamiento de Ritual (1999) -primer álbum en vivo de la banda- y el cambio de milenio.

"Yo cambié, ellos también. Dejé de sentirme identificado en un momento, pero fue más por mí que por ellos. Cambié de ciudad, de amigos, de vida. Pero me sigo emocionando. Hay canciones que te marcan para siempre. Y cuando suenan, no hay análisis que valga”, destaca respecto de las últimas listas de Los Piojos en Rosario, donde tocaron canciones como "Llevatelo" y "Cancheros", ambas canciones incluidas en Chactuchac (1992).

Durante la charla, no faltan anécdotas como la entrevista de 24 horas que tuvo con Daniel "Piti" Fernández en 2022 para el libro, así como también la percepción de cariño que se encontró entre todos los exmiembros de la banda donde uno a uno preguntaba por sus excompañeros. Un detrás de escena íntimo le da al libro un tono cálido, casi familiar.

"Micki y Piti cuentan que juegan al fútbol en la plaza de enfrente a la casa de la madre. El famoso 'altar' de Los Piojos de Piti se extiende hasta la casa de la madre, ahí está. No es un altar propiamente dicho, lo que tiene es mucha memoria bíblica, muchas fotos, cuadros de aquellas épocas, los dibujos originales de Tercer Arco, una tapa alternativa del disco. También credenciales de Francia, los Discos de Oro y de Platino colgados", así recuerda un poco Juan Cruz el recuerdo viviente que tiene Piti en casa de Mabel, su madre.

Mabel lo recibió con mucho cariño: "Me contó que ella preparaba unas empanadas que le gustaban mucho a Andrés. Ahí recordaron que cada vez que salían de viaje pasaban por la casa de la mamá de Piti y le daba empanadas para todos. Incluso, Piti me dijo: 'Un día fuimos a Miami en un avión y llevamos la empanada, en el avión'". 

Incluso, los padres de Piti Fernández fueron los inspiradores de uno de los himnos piojosos de Verdes Paisajes, María y José. "Ellos son Mabel y José. En una prueba de sonido en Villa Gesell entraron con la prueba de sonido y Piti le dijo: 'Andrés ahí vienen Mabel y José' y que Andrés comenzó a cantar 'Mabel y José', que después terminó adaptándose a María y José", recuerda.

Juan Cruz también confió que sentía la posibilidad de que Los Piojos vuelvan después de viajar con Piti y que él le preguntara, una vez que estaban cerca de la casa de Andrés, qué hacía si se lo cruzaba y le sugirió que lo abrazara. Después de meditarlo, Piti le respondió que si se lo cruzaba, lo abrazaba.

La política atraviesa el libro por el contexto histórico de aquellos años, en un país donde cada día se quiere separar más la obra del artista y también el sentido político y social de las canciones. “No puedo separar mi adolescencia en los '90 de la política. Y no se puede entender a Los Piojos sin el contexto argentino de ese momento. Esa imagen de la gente colgada del tren como racimo es política. Es un poco lo que pasaba y pasó por muchos años más dentro del conurbano, era lo que se vivía”, analiza. Además, Juan Cruz reconoce que en sus proyectos solistas, cada uno de los músicos fue retomando ese compromiso: Dani con La Chilinga, Piti con La Franela, incluso Ciro con Los Persas.

Otro factor del que nunca se alejaron Los Piojos fue del nacionalismo: el homenaje en vida a Diego Armando Maradona, el reconocimiento al Che Guevara, la posibilidad de tocar la Marcha de San Lorenzo, Juana Azurduy y el Himno Nacional Argentino en vivo, en momentos donde ser nacionalista a la salida de una dictadura militar y después de la Guerra de Malvinas no estaba del todo bien visto. 

La vuelta de Los Piojos: "Les creo"

La excusa de la charla es la presentación del libro, pero rápidamente la conversación deriva hacia la vuelta de Los Piojos. “Tengo contradicciones”, confiesa Juan Cruz y traza nuevamente una línea temporal: si bien el show le pareció excelente, también siente que estamos frente a una nueva versión de la banda. “Hay una generación para la cual estos son sus Piojos, como para Lisa dejan de existir cuando se fue Pablo Guerra y entró Tavo porque ya no era la banda de amigos”, reflexiona.

En esa lógica generacional, Juan Cruz traza un paralelismo con los Rolling Stones. “Cuando escribí el libro sobre los Stones -el libro La lengua universal: Fans de los Rolling Stones alrededor del mundo- me pasaba que algunos dejaron de escucharlos cuando entró Mick Taylor. Otros, cuando se fue y les empezó a interesar con Ron Wood y esos son sus Stones”. Con Los Piojos, dice, pasa lo mismo “dentro de 20 años, para muchos chicos Los Piojos van a ser estos”.

Más allá de las alineaciones, hay algo que permanece y está relacionado nuevamente con el ritual y la identificación con una banda, eso que en momentos de hiperindividualismo se comienza a extrañar: “Volvió esa sensación de que los recitales son espacios de encuentro, no solo entretenimiento. Me pasó con La Renga en Ushuaia, me pasó en Rosario, y me pasa con Los Piojos”, reconoce. Revello no es fan, aclara, pero sí está atravesado por una emocionalidad profunda: “Hay factores que me unen a ellos. Escuché 'Cancheros’ en uno de los primeros shows de la vuelta, que es una canción que tocaban poco antes y no pensé que la iban a hacer, y dije: 'Qué bueno que estoy acá'”.

“Me los crucé en Rosario en un show sorpresa. Tres segundos, charlé, pero fue suficiente. Están bien. Les creo. Creo que agregaron fechas no solo por la respuesta del público, sino porque la están pasando bien entre ellos”, cuenta. Y recuerda cómo durante las entrevistas todos los miembros le preguntaban por los demás: “¿Hablaste con Piti? ¿Y cómo lo viste? ¿Y Dani?”. Pequeños gestos que, en retrospectiva, anunciaban una reconciliación.

En lo artístico, también encuentra ecos de otras bandas, y cómo no recordar a The Rolling Stone por un fanático de la banda setentera. “Ciro es como Mick Jagger. Lo veo hasta en cómo se mueve, cómo estructura los shows por bloques de 10 años (en referencia a las listas de canciones). Todo está pensado. Hasta ese momento donde se choca la frente con Piti en el escenario. Esa foto está siempre, son Mick y Richards”, enfatiza.

Para Revello, la vuelta de Los Piojos no es una repetición vacía, sino una nueva etapa. “No sé si harán disco nuevo o solo tocarán de vez en cuando. Pero esta es su nueva versión. Y está bien. Las relaciones tienen sus idas y vueltas. Se pelearon, se reconciliaron. Crecieron juntos”.