Un tornado de gran intensidad dejó seis muertos y más de 430 heridos en el municipio de Rio Bonito do Iguaçu, en Paraná, al sur de Brasil. El fenómeno arrasó viviendas, volcó vehículos y causó daños severos en la infraestructura local. El presidente Lula da Silva expresó su solidaridad con las familias afectadas y ordenó la asistencia inmediata.

De acuerdo con el sistema meteorológico regional Simepar, el tornado registró vientos de 180 a 250 km/h, suficientes para destruir casas completas y derribar árboles de gran porte. Inicialmente, Defensa Civil había confirmado cinco fallecidos, pero con el paso de las horas se anunció la muerte de una sexta víctima.

La situación en Rio Bonito do Iguaçu es crítica: calles bloqueadas por escombros, postes caídos y localidades enteras sin electricidad ni comunicación, lo que complica el trabajo de los equipos de rescate. En zonas rurales entre Turvo y Guarapuava, hasta el 80% de las estructuras quedaron destruidas.

El ministro de Integración y Desarrollo Regional, Waldez Góes, informó que el Gobierno federal coordina operativos de ayuda humanitaria y reconstrucción por orden directa de Lula. A su vez, el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) mantiene activa una alerta por tormentas severas en Paraná y en los estados vecinos de Santa Catarina y Rio Grande do Sul ante la posibilidad de nuevos eventos extremos.

El meteorólogo Mario Navarro explicó que las condiciones actuales favorecen este tipo de tormentas violentas y advirtió que podrían llegar también a Argentina. “El clima cálido y húmedo produce estos fenómenos en esta época del año, con lluvias mucho más frecuentes que antes. La línea del Ecuador está más caliente de lo habitual y eso potencia las tormentas, especialmente en el sur de Brasil”, destacó.