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Bibliotecas al paso: un fenómeno autogestionado que impulsa el placer de la lectura

Hoy se celebra el aniversario de la Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares), que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, y el Día de las Bibliotecas Populares. A través de proyectos autogestivos y colectivos, en varios puntos del país y del mundo, crece esta curiosa modalidad que tiene la premisa de: “Llevate un libro y dejá otro”. Conocé cómo funciona y las impulsoras de esta interesante propuesta.

Bibliotecas al paso: un fenómeno  autogestionado que impulsa el placer de la lectura
“Llevate un libro, y dejá otro”. “Leé y compartí”, son algunos de los disparadores de este proyecto que invita a construir valores de confianza, vínculos y respeto entre grandes y chicos, como así también el intercambio de ideas y conocimientos.

Quien lee conoce de mundos, viaja no sólo a lugares, sino también a través del tiempo. Lo real y lo fantástico no tiene límites. El hábito de la lectura es clave para el desarrollo personal, educacional y emocional de las personas, es una compañía para siempre y en cualquier lugar.

Hoy en día los formatos varían: podemos leer desde textos en internet, tablets, celulares, computadoras, e-books, pero somos varios los que seguimos prefiriendo la magia de un libro impreso, para sentir sus hojas, marcarlas, cerrarlas y volver a abrirlas.

Es quizás por esto y por muchas otras motivaciones internas de los y las fanáticas de la lectura, que se empezaron a instalar hace un par de años las llamadas “Bibliotecas al paso” o también conocidas como Freelibrary alrededor del mundo.

¿De qué se trata?

“Algunas referencias marcan el origen de esta idea en Estados Unidos, bajo el nombre de Little Free Library, en 2009. También en Alemania y Suiza surgieron las primeras hacia el 2010. Es difícil tener un número exacto de bibliotecas que hay en el mundo ya que se trata de iniciativas autogestivas, a cargo de escuelas, organizaciones sociales o de vecinos entusiastas. A veces son estanterías, algunas tienen forma de pequeñas casitas, ubicadas en la vereda, en la puerta de un comercio, una esquina o una plaza, y existen también algunos casos en los que se utilizan cabinas telefónicas públicas en desuso o heladeras”, expresa puntualmente María Marta Rodríguez Denis, docente, editora, gestora cultural de esta iniciativa y vecina del Parque Chas, en una nota publicada en la revista para bibliotecarios “Mi Biblioteca”, en España.

"Little Free Library" en Estados Unidos.

¿Cuándo llegó a Argentina?

Esta propuesta arribó a nuestro país en el año a la 2014 de la mano de Pablo Morales Andreau, un docente que propuso la iniciativa en  su comunidad para crear una “Biblioteca libre” en la plaza pública de Corrientes, su ciudad. 

En el año 2016, Inés Kreplak, escritora y docente, instaló una Biblioteca en una vereda de la Ciudad de Buenos Aires y la denominó“Biblioteca al paso”, para darle un sentido propio y local a la iniciativa que tenía antecedentes alrededor del mundo.

¿Cómo funciona?

El propósito siempre es el mismo: 100% de carácter colaborativo y autogestionado. Cualquier vecino o vecina puede instalar su propia “Biblioteca al paso”, cuidarla e impulsar su intercambio. La puerta de la biblioteca siempre está abierta. Hay libros gratis las 24 horas del día, los 365 días del año. 

Consecuentemente, esta idea también incita a que se cuide un bien preciado y público, contagiar el hábito colaborativo, confiar en la bondad de la comunidad y por supuesto, generar un acceso libre y gratuito a los escritos, ya que tienen un alto valor simbólico (como también económico).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Nueva #bibliotecaalpaso en San Telmo en la Galería del Viejo Hotel. Felicitaciones @xagusdambrox

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“La experiencia es espectacular desde el primer día, porque lo que pasa alrededor de las casitas es extraordinario: lo bueno y lo malo, porque es comunitario, es libre y la gente a veces no puede creer que haya alguien que se anime a hacerlo de forma gratuita. No tiene ninguna instrucción más que “dejá un libro y llevate otro”, es el lema de esta iniciativa desde un principio que nadie sabe quién lo dijo, pero que funcionó. La idea es que cada biblioteca tenga su guardián o guardiana, una escuela, una familia. Las casitas están preparadas para la lluvia, es una de las condiciones, contra viento y marea, y ahora contra pandemia, porque las desinfectamos con alcohol”, contó la editora María Marta Rodríguez Denis en diálogo con Filo.News.

María Marta es vecina del Parque Chas e instaló su propia “casita” en la vereda de su casa: “Son iniciativas individuales. No existe como un organismo, no tiene un soporte formal, salvo estas conexiones que se generan de curiosidad en curiosidad, es una red abierta. Como soy editora, tengo conexión con varias personas de la industria, y siempre tuve las ganas de tener una biblioteca libre, hasta que vi que en mi barrio alguien la tuvo también: una vecina hizo una en su casa. No somos una red conformada, sino un boca a boca”.

Estas particulares “Bibliotecas al paso”, están dispuestas en barrios como Palermo, Parque Chas, Colegiales, Recoleta, Flores, se extienden por la provincia de Buenos Aires y también en distintas provincias del país. Sólo hay que salir a caminar por las veredas de los distintos lugares, para dejarse sorprender por alguna.

A pesar de las buenas intenciones en promover este tipo de gestiones culturales para el beneficio de toda la sociedad, el vandalismo existe, pero sin embargo, la fuerza de seguir adelante y de contagiar el intelecto, sigue más firme que nunca: “Al vandalismo lo tenemos que mencionar porque también tenemos que contar lo malo. Como toda idea comunitaria tiene sus malos usos, pero es un verdadero aprendizaje que nos interesa mostrar, de hecho, una de las del barrio fue saqueada por completo. El vandalismo existe, ya sea porque los libros son un bien de uso y un bien de cambio para la sociedad: tienen un valor simbólico y un valor monetario, porque más allá de lo cultural como nosotros que amamos y adoramos los libros, la gente también suele llevárselo. Es importante destacar que no son lugares de depósitos de libros, son lugares de intercambios de ideas y conocimientos, no son un lugar de libros de descarte. Es una biblioteca como una biblioteca popular, pero de intercambio y libre acceso”, contó Rodríguez Denis.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Otro gran aporte de Julia y Emi por el mundo ��

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Estas iniciativas, son propuestas que implican educación cultural y un aprendizaje e impulso de la cultura de intercambio a la que no estamos tan acostumbrados en nuestra sociedad. Pero más allá de los obstáculos, es una idea que crece año tras año, y que cada vez más son los adeptos por parte de diferentes comunidades y colectivos: “Es importante fomentar el hábito de la lectura, yo misma me contagié viéndolo cómo lo hacían”, afirmó la docente Rodríguez Denis.

“Es muy importante hoy  transmitir esta idea de libertad frente a lo que es público y de todos. Desde una biblioteca popular, una familia, una escuela, o un colectivo de artistas, todos pueden ser buenos conductores de esta idea, sólo hay que animarse a hacer”, cerró.

“Llevate un libro, y dejá otro”. “Leé y compartí”, son algunos de los disparadores de este proyecto que invita a construir valores de confianza, vínculos y respeto entre grandes y chicos, como así también el intercambio de ideas y conocimientos. Las buenas iniciativas existen, sólo hay que encontrarlas, contarlas y contagiarlas.









 

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