Jerónimo Batista es un joven argentino de 22 años que está desarrollando un proyecto llamado Sorui, que consiste en la creación de unos vasos biodegradables y ecológicos, conformados por extractos de algas.
Según una investigación que él mismo realizó cuando estaba terminando la escuela secundaria, veía que en su colegio había una gran cantidad de vasos descartables desechados por día, y calculó que al año en la institución tiraban 600 kilos de plástico y multiplicado por todas las escuelas de la Argentina dá un total de mil millones de vasos.
Este exceso de basura genera micro plásticos que todos consumimos en nuestras comidas o inhalamos en el aire: “Esa imagen fue un disparador que me hizo cuestionar que impacto genera eso. El gran problema de la contaminación plástica es que no puede biodegradarse y dura eternamente, va a contaminar para siempre y siempre se va partiendo en partes más pequeñas”, explicó.
Jerónimo está cursando en la UNSAM una Licenciatura en Biotecnología, en donde abrieron un espacio de desarrollo exclusivo para su proyecto: “Sorui es una alternativa a los vasos descartables, es una maquina que crea unos vasos a partir de extractos de algas que puedan descomponerse naturalmente en menos de dos semanas. Esto lo hicimos en el marco de la campaña #ArgentinaNoDescarta que apunta a eliminar progresivamente el uso de los plásticos descartables en general”.
Argentina No Descarta es un proyecto que surgió en agosto de 2019 y se dividió en dos ejes, el primero es un proyecto de ley nacional que está avanzando en el Congreso de La Nación y hace un mes se retomó en la comisión de ambiente de la Cámara de Diputados. La intención es pensar un esquema de transición del uso de los descartables plásticos al material biodegradable, con márgenes progresivos para modificar la industria.
Además, el otro eje es aplicar lo mismo, pero de forma local en las distintas ciudades y pueblos a través de ordenanzas municipales y según explicó en muchas ciudades ya se fueron logrando estos avances, los cuales se consiguieron a través de la plataforma Change.org en donde juntó casi 20.000 firmas.
“Hace un tiempo empecé a intercambiar información con otros investigadores para profesionalizar todos los avances, incluso incorporando la cuestión comercial. Es un material que te permite que cada vaso tenga el mismo costo que los vasos de plástico. Esto es un motivo determinante para pensar que no haya una barrera económica”, comentó el científico.
La clave de este problema es pensar que cada familia desecha un kilo de basura por día y a nivel país se tira por segundo una tonelada de residuos que no desaparecen y terminan en basurales a cielo abierto, lo que genera un impacto en el medio ambiente. Dentro de estos desechos, los plásticos son mayoría y no pueden biodegradarse, reciclarse, ni integrarse a la naturaleza.
Con esta problemática es su auge, porque según reveló, en los últimos 10 años se produjo más plástico que en todo el siglo pasado, Jerónimo analizó: “La cuestión es pensar de partida cómo podemos cambiar eso y replantearnos esa concepción que tenemos de la cultura del descarte que esta tan arraigada a productos tan efímeros que los tiramos en instantes. ¿Qué pasa con eso? Hay grandes islas de plásticos que contaminan todo el ecosistema. El microplástico lo consumimos nosotros permanentemente, hoy está comprobado que consumimos 5 gramos de plástico por semana”.
Debido a su gran capacidad y su compromiso con el medioambiente, recibió muchas distinciones a lo largo de sus 22 años y tuvo el honor de ser distinguido como uno de los 100 líderes del futuro: “Yo pienso que todas estas experiencias distintas que a uno le van permitiendo conocer más y generar vínculos te ayudan a abordar un problema, como lo es para mi la contaminación”, reflexionó.
Y concluyó: “Esto que es muy desalentador no nos tiene que preocupar, sino que tiene que ser algo que llame a ocuparnos, tenemos que generar conciencia a nivel social, hay que asumir un compromiso y no hay tiempo para perder”.
Hoy por hoy, lamenta que la pandemia se haya creado por una responsabilidad ambiental como lo fue el brote zoonótico que se produjo por el trafico ilegal de fauna e invita a todos a reflexionar y generar una solidaridad intergeneracional para que el día de mañana no continúe agravándose.