En los Estados Unidos el secretario de Estado es el jefe del Departamento de Estado, es decir, es principalmente el encargado de las relaciones internacionales del país y al mismo tiempo, en una escala jerárquica, la persona con mayor poder después del Presidente. 

Durante algo más de un año este cargo fue ocupado por Rex Tillerson, sin embargo, después de algunos cruces con Donald Trump, desde el 26 de abril del año pasado, el lugar lo ocupa Mike Pompeo quien desde el día de hoy iniciará una gira por América latina que comenzará en Argentina y seguirá por Ecuador, México y El Salvador.

Tomando como referencia que en esta semana y la próxima Buenos Aires será sede de la Reunión Ministerial de Antiterrorismo en el Hemisferio Occidental y el Grupo de Lima, respectivamente, es que el funcionario norteamericano buscará profundizar las presiones sobre el gobierno de Nicolás Maduro y marcar su compromiso en “la guerra contra las drogas” versión 2019. 

Considerando que el mismo sábado partirá con rumbo a Ecuador es que la estadía del ex Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), esa misma que Trump comparó con la Alemania Nazi, en Buenos Aires durará menos de 24 horas.

Defensor de programas de recolección masiva de datos personales por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) se refirió a su paso por la CIA como una organización en la cual “mentimos, hacíamos trampa, robabamos … te hace recordar la gloria del experimento americano”. 

Pompeo es uno de los representantes de la línea más dura del Partido Republicano. Previo a prestar servicio en el Congreso, fundó Thayer Aerospace, donde se desempeñó como director ejecutivo en tanto que más tarde se convirtió en presidente de Sentry International, una empresa de fabricación, distribución y servicio de equipos para yacimientos petrolíferos.

Desde 2011 y previo a jurar como director de la CIA integró la Cámara de Representantes por el estado de Kansas, donde se desenvolvió como uno de los líderes de la agrupación ultraconservadora republicana conocida como Tea Party.

Como uno de los diseñadores de la política exterior en la administración Trump, se presentó como un firme defensor de que se mantenga abierto el centro de detenciones de Guantánamo (Cuba), de profundizar los controles migratorios y continuar las sanciones económicas sobre la República de Irán.