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Ciencia

¿De qué color ves la zapatilla?

¿Rosas y blancas o celestes y grises? ¿Quién tiene razón? La ciencia tiene algo para decir. 

¿De qué color ves la zapatilla?

Hace algunos días apareció una foto que, como la del vestido hace un par de años, se viralizó rápidamente porque quienes la ven no pueden ponerse de acuerdo sobre su color. Recordá: en el caso del vestido, algunos aseguraban que era negro y azul y otros, que era dorado y blanco. La discusión es imposible de saldar, y ya que estamos podemos poner la foto acá para revivir el debate. 

¿Azul y negro? ¿O dorado y blanco?

Ahora, una nueva ilusión óptica (que en realidad ya había aparecido también algunos años atrás, pero que por algún motivo desconocido reapareció) dividió el ya por definición dividido mundo de los usuarios de Twitter: unas zapatillas de una marca conocida que algunos ven rosas y blancas y otros celestes y grises.

Frente a un fenómeno así, suelen aparecer explicaciones diversas, pero en general predomina una que es completamente falsa: la de que el color que veas indica la supremacía de uno u otro de tus hemisferios cerebrales. Según esta hipótesis, existiría una jerarquía entre los hemisferios del cerebro que determinaría, en un nivel micro, de qué color ves las zapatillas y, en uno más amplio, algunos rasgos fundamentales de tu personalidad. 

Orígenes

El mito, que fue explotado en la literatura por Robert Louis Stevenson en su famoso Strange case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde, muchos años antes de que se sentaran las bases de la investigación neurocientífica, asegura que en las personas más lógicas está más desarrollado el hemisferio izquierdo, mientras que en el hemisferio derecho radicarían las habilidades artísticas y creativas.

La literatura, y luego el cine, ayudaron a dispersar el mito de la dominancia de los hemisferios.

Pero resulta que esta explicación, que se viralizó tanto como el propio desafío del color, es totalmente falsa. La idea de que puede existir un área del cerebro que predomina por sobre la otra es un mito pseudocientífico que se descarta fácilmente cuando se verifica que, en la percepción, utilizamos el cerebro en su conjunto. También es un mito que la lógica y la creatividad transiten por caminos separados: el más riguroso de los matemáticos necesita ser creativo para prosperar y el artista más creativo se vale de la racionalidad para construir obras artísticas de calidad. 

Esto no significa que no existan algunas funciones cerebrales efectivamente lateralizadas, como por ejemplo, el lenguaje, para el cual se utilizan sobre todo estructuras localizadas en el hemisferio izquierdo. Pero inferir a partir de de esto que puede haber una predominancia de un lado por sobre el otro no tiene justificación desde el punto de vista de la ciencia. 

Trabajo en equipo

En personas que no tienen ninguna patología neurológica, ambos hemisferios están conectados y operan conjuntamente, de manera coordinada. Esto es particularmente evidente en la percepción visual, donde cada ojo envía señales tanto al hemisferio derecho como al izquierdo, que trabajan en equipo para construir una imagen.  

Años de investigación científica apoyada por tecnologías cada vez más precisas para monitorear la actividad cerebral muestran de manera contundente que no hay ninguna evidencia de que un sector del cerebro pueda ser dominante por sobre el otro, y mucho menos que eso determine qué tan lógico o creativo es uno.

Pero entonces, ¿qué es lo que ocurre? ¿Por qué vemos la zapatilla y el vestido de diferentes colores? Probablemente, las diferencias tengan que ver con lo que se conoce como "balance de blancos", que es el proceso necesario para que en las fotos o los videos se vean los colores lo más parecido posible a como los percibimos en la realidad.

Tanto en el caso del vestido como en el de las zapatillas, el color del que veamos el objeto depende de qué iluminación nuestro cerebro interpreta que está recibiendo. Por lo tanto, no puede decirse que tengan razón ni los que ven una cosa ni los que ven la otra: la percepción es siempre particular, aunque en algunos casos las diferencias son más extremas. Fíjense, por ejemplo, lo que ocurre en el caso de los colores del cubo.

Así que ya sabés: si te quisieron convencer, a partir de este caso, de que sos más lógico porque tu hemisferio izquierdo predomina por sobre el derecho, o que sos más creativo porque el derecho predomina sobre el izquierdo, te mintieron. 

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