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¿Por qué es tan difícil el diagnóstico de TDAH en la adultez?

Si bien se trata de uno de los trastornos neuroconductuales más comunes de la niñez, en algunos casos no se reconoce ni se diagnostica hasta la adultez. ¿Por qué sucede esto? 

¿Por qué es tan difícil el diagnóstico de TDAH en la adultez?

Se suele pensar en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) como una condición que afecta mayormente —o solo— a la infancia. Y si bien se trata de uno de los trastornos neuroconductuales más comunes de la niñez (los síntomas comienzan en la primera infancia), en algunos casos no se reconoce ni se diagnostica hasta la adultez. ¿Por qué sucede esto? 

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo en el que el cerebro crece de manera diferente, sin la acción de sustancias químicas específicas involucradas en el placer y la recompensa. Comprende una combinación de problemas persistentes, como dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva; y, en la adultez, puede llevar a relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo o en el estudio, baja autoestima y otros problemas. Los síntomas comienzan en la primera infancia pero, como adelantamos, en algunos casos no se reconoce ni se diagnostica hasta la adultez.

Algunas de las manifestaciones características del TDAH en adultos incluyen: impulsividad, desorganización y problemas para establecer prioridades; escasas habilidades para administrar el tiempo y para concentrarse o terminar tareas; actividad excesiva o inquietud, baja tolerancia a la frustración e incluso cambios de humor frecuentes, problemas para enfrentar el estrés, y buscar riesgos o actividades que proporcionen una recompensa inmediata.

Los síntomas son similares tanto para adultos como para niños, pero algunos elementos difieren o cambian a medida que envejecemos. Por ejemplo, la falta de atención es el síntoma más persistente en los adultos, mientras que la hiperactividad es un indicador importante del TDAH infantil y puede disminuir con la edad.

Algunos estudios también informan como señales del TDAH en la adultez a la desregulación emocional (una alteración de la regulación y reactividad emocional), disforia sensible al rechazo (cuando el rechazo o la crítica percibidos pueden causar dolor o sensibilidad emocional extrema), mala memoria de trabajo (como no poder recordar una simple lista de compras) y "ceguera del tiempo" (la dificultad para mantener la noción del tiempo).

Por otro lado, aunque la causa exacta del TDAH no está clara, las investigaciones continúan. Los factores que pueden estar involucrados en el desarrollo del TDAH incluyen la genética (estudios indican que los genes podrían estar involucrados), el medio ambiente (algunos factores del entorno también pueden aumentar el riesgo, como la exposición al plomo durante la infancia) o problemas con el sistema nervioso central en momentos clave del desarrollo.

A su vez, aunque el TDAH no causa otros problemas psicológicos o del desarrollo, con frecuencia se presenta junto con trastornos como depresión, ansiedad, bipolaridad u otros trastornos del estado de ánimo o psiquiátricos.

Ahora, ¿cómo reconocer a un adulto con TDAH? No existe una prueba simple para determinarlo, un psiquiatra especialista puede pedir un examen físico, que puede ayudar a descartar otras posibles causas de los síntomas; una serie de entrevistas o informes de otras personas importantes, como parejas, padres y maestros, cuestionarios autoadministrados de síntomas y/o de rendimiento neuropsicológico, entre otras cosas, aunque esto no siempre puede ser suficiente.

Durante mucho tiempo se pensó que el TDAH se superaba al llegar a la adolescencia, pero diferentes estudios mostraron que cerca del 70% de los niños y niñas que presentaban TDAH en la infancia continuaban teniendo dificultades en la vida adulta.

En este sentido, recibir un diagnóstico en la vida adulta rara vez significaba que la afección se desarrolló durante esa etapa, más bien es probable que el diagnóstico se haya pasado por alto o haya sido erróneo durante la infancia del individuo.

¿Por qué sucede esto? Con frecuencia, el TDAH se diagnostica erróneamente como depresión o ansiedad, ya que los síntomas son similares y los diagnósticos suelen ir de la mano. Además, casi todas las personas tienen algunos síntomas similares al trastorno por déficit de atención e hiperactividad en algún momento de sus vidas (aunque si tus dificultades son recientes o solo ocurrieron de forma ocasional en el pasado, es probable que no tengas TDAH): solo se diagnostica como tal cuando los síntomas son lo suficientemente graves como para causar problemas continuos en más de un área de la vida.

Por otro lado, es común también que muchos adultos que sufren TDAH lleguen a la consulta del psiquiatra por otro motivo y terminen dando con su problema real "por accidente". La falta de conocimiento por parte del entorno y de uno mismo suele retrasar el diagnóstico.

Comprender la condición en adultos, tomarla en serio, crear conciencia sobre ella e invertir en servicios para mejorar los tiempos de diagnóstico son claves. El diagnóstico abre la puerta al tratamiento, que puede tener un impacto increíblemente positivo en una persona —como mejorar la autoestima, la productividad y la calidad de vida— y brindar claridad sobre las luchas que experimentaron durante su infancia y adolescencia.

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