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¿Puede el mate prevenir el Parkinson?

Un estudio realizado por investigadores argentinos muestra que la yerba mate prolonga la vida de un tipo de neuronas que son las primeras afectadas en quienes padecen la enfermedad. 

¿Puede el mate prevenir el Parkinson?

Una nueva investigación de científicos del CONICET, publicada esta semana en la revista Movement disorders, describe un mecanismo que explicaría por qué el consumo de yerba mate puede tener efectos benéficos en relación con el desarrollo y la progresión del Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer.

El trabajo, dirigido por Juan Ferrario (investigador en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires), se realizó en cultivos celulares y demuestra que la yerba mate ofrece un poderoso efecto protector sobre las neuronas dopaminérgicas, un tipo particular de células cerebrales que se ven fuertemente afectadas en el desarrollo del Parkinson.

Las células inyectadas con yerba mate, según pudieron observar, mueren más lentamente que las que no, lo que sugiere que su consumo podría enlentecer la evolución del proceso neurodegenerativo que experimentan las neuronas dopaminérgicas en las personas que padecen la enfermedad. Estas neuronas están relacionadas con el control de la locomoción y son las primeras afectadas en los pacientes con Parkinson. Pero además, son las que mueren con mayor rapidez en las condiciones de cultivo, por ser más proclives a sufrir daño celular.

“Nosotros testeamos el efecto de administrar un extracto de yerba mate sobre dicho modelo de neuronas dopaminérgicas en cultivo y vimos que el mate tiene un efecto neuroprotector poderoso –incluso mayor al de otros neuroprotectores conocidos como el Trolox- que enlentece el momento su muerte”, señaló el investigador Ferrario a Noticias Conicet.

La idea de que un mayor consumo de mate está correlacionado con menores posibilidades de desarrollar Parkinson había sido ya sugerida en un estudio poblacional dirigido por la neuróloga Emilia Gatto a partir de un análisis que involucró a 223 pacientes con Parkinson y 406 casos control.

 Si bien aún resta mucho por investigar, el trabajo del grupo liderado por Ferario es un primer paso fundamental para comprender los mecanismos celulares y moleculares capaces de explicar esta correlación inversa.

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