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Cine y series #Netflix#El cristal encantado

Análisis | El Cristal Encantado regresa con gloria en Netflix

La magia de Jim Henson sigue intecta en esta precuela televisiva de uno de los grandes éxitos ¿animados? ¿live action? de principios de la década del ochenta. 

Análisis | El Cristal Encantado regresa con gloria en Netflix

Si sos un niño que creció durante la década del ochenta, seguro que te cruzaste alguna vez con “El Cristal Encantado” (The Dark Crystal, 1982), la oscura aventura fantástica de Jim Henson y Frank Oz, tal vez, dos de los más grandes artistas/titiriteros del siglo XX. Resulta que la historia de Thra, los Gelfling y los Skeksi se quedó chica para una sola película, por eso The Jim Henson Company decidió retomar este universo y expandirlo mucho más en la pantalla de Netflix.

“El Cristal Encantado: La Era de la Resistencia” (The Dark Crystal: Age of Resistance) nos lleva al pasado, mucho antes de la destrucción del Cristal de la Verdad, fuente de toda vida y sabiduría de Thra.“End. Begin. All the Same.” recorre el momento en que Mother Aughra les confió a los Skeksis el más grande tesoro del planeta, confiando ciegamente en estos alienígenas que nunca buscaron el bienestar de los diferentes clanes. La malicia de los Skeksis, quienes lograron extender sus vidas gracias a la manipulación del cristal y convertirse en gobernantes supremos de Thra, terminó por corromper la gema y, por ende, este bello mundo que se alimenta de su energía.

Claro que la naturaleza contemplativa y dócil de los Gelfling no les permite ver la maldad de estos invasores, pero pronto van a ser testigos de una serie de extraños acontecimientos que les van a abrir los ojos y a mostrarles las oscuras intenciones de sus soberanos. El camino a la “resistencia” que anuncia el título de la serie arranca con tres intrépidos Gelfling: Rian (Taron Egerton), guardia del castillo del cristal que todavía debe demostrar sus aptitudes ante su padre, líder de las tropas; Brea (Anya Taylor-Joy), la más joven de las princesas del clan Vapra, una muchachita inteligente e inquisitiva que no acepta cualquier respuesta; y Deet (Nathalie Emmanuel), una amante de los animales, quien tiene la visión del tenebroso destino que le depara a su amado planeta.

El primer episodio de esta temporada se encarga, minuciosamente, de meternos en las vidas de estos tres protagonistas y sus diferentes entornos, antes de que unan fuerzas para intentar detener los malvados planes de los Skeksis. Con el alma de Henson y Oz a cuestas, el director Louis Leterrier (“Furia de Titanes”) nos empapa de la magia de estas criaturas y los hermosos paisajes de Thra, sin olvidarse del espíritu artesanal de su predecesora. Sí, son títeres, pero gracias a la humanidad que destilan, pocas veces se nota, y todo se redondea con los pequeños retoques y efectos digitales que ayudan a crear un todo más orgánico.

Jeffrey Addiss y Will Matthews, creadores del show y guionistas de este arranque no se olvidan de sumar sus cuotas de humor, aventura, magia y esa irreverencia tan propia de Henson, que jamás subestimó a su público, ya sea adulto o menudo. “El Cristal Encantado: La Era de la Resistencia” puede espantar un poco a los más chiquititos, pero nunca deja de ser una alternativa para disfrutar en familia y maravillarse con cada una de sus imágenes y personajes, los cuales siempre tienen unos cuantos mensajes sinceros para repartir.

Las voces -un elenco increíble de estrellas que incluye nombres como Simon Pegg, Mark Hamill, Jason Isaacs, Caitriona Balfe, Gugu Mbatha-Raw, Andy Samberg, Helena Bonham Carter, entre otros- son una parte fundamental de la composición de cada uno de estos protagonistas, pero incluso cuando no tienen nada que decir, estas creaciones de felpa y alambre saben cómo transmitir cada una de las emociones que, acá queda bien en claro, ya no son exclusivas de los personajes de carne y hueso.  

En estas épocas donde todo se recicla y vuelve en nombre de la ‘nostalgia’ y el ‘rescate emotivo’, “El Cristal Encantado” provoca el efecto contrario, sumando frescura y originalidad a un panorama demasiado recargado de imágenes creadas por computadora y efectos espectaculares. La serie de Netflix tiene un poco de ambas cosas, pero triunfa desde lo más esencial: la técnica, la historia y la ternura de sus protagonistas.    

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