Kenya Barris es un reconocido guionista y productor mayoritariamente televisivo, responsable de la exitosa “Black-ish”, sus spin off “Grown-ish” y “Mixed-ish”, realities como “America's Next Top Model” con Tyra Banks y el guion de “Girls Trip” (2017), entre muchas otras cosas. Ahora también se convierte en protagonista de “#BlackAF” (sí, como ‘as fuck’), nueva comedia de Netflix centrada en su propia y ficcionalizada vida hogareña -¿alguien dijo “Curb Your Enthusiasm”?-, junto a su esposa Joya (genial Rashida Jones) y sus seis hijos (sí, Barris también tiene seis críos).
Tomando como excusa el hecho de que Drea (Iman Benson), su hija adolescente de 17 años, está realizando un video documental como trabajo de admisión para la carrera audiovisual de la NYU, las cámaras se reparten por toda la casa y más allá, siguiendo a la parentela a dónde quiera que vaya, al mejor estilo mockumentary de “TheOffice” o “ModernFamily”. Acá, la diferencia con otras sitcoms “familiares” es que los Barris son unos padres bastante irresponsables, más preocupados por el qué dirán (sobre todo, los blancos), que por el bienestar de sus pequeños, más que capacitados para cuidarse ellos mismos.
“Por la Esclavitud” (because of slavery) y “Por la Esclavitud También” (because of slavery too), los dos primeros episodios de esta temporada inicial de ocho -dirigidos por Ken Kwapis (quien pasó por “The Office”) y escritos por Barris-, dejan bien en claro el tipo de humor ácido al que apunta su creador, el que a veces funciona de mil maravillas y da en el clavo cuando se trata de estereotipos raciales que hay que terminar de erradicar, y otras tantas desbarranca con la exageración y los arquetipos hollywoodenses.
Los Barris son los “nuevos ricos” en este barrio coqueto de Los Ángeles desde que papá la pegó con varias series e hizo un gran acuerdo con Netflix (¿querían algo más ‘meta’? Mamá, abogada retirada, se dedica a la casa y a los chicos, que van desde los tres a los 18 años, pasando por un variopinto abanico de niños y niñas cool, centrados y responsables, hípersensibles y hasta mentirosos patológicos. Un gran casting infanto-juvenil que, muchas veces, equilibra las falencias narrativas de la historia.
A nosotros nos toca pararnos desde el punto de vista de Drea, quien a través de sus cámaras (y el documental) decide examinar a su familia -y más que nada a sus padres-, no tan diferente a como Lisa lo hiciera en “Any Given Sundance” (2008) con “Capturando a los Simpson”. Los resultados tampoco son tan distintos, ya que las imágenes dejan en evidencia lo banal y mezquinos que pueden ser los Barris, no solo puertas adentro. Kenya y Joya van por la vida sin pelos en la lengua, muchas veces despotricando con motivo, y otras tantas sin percatarse de que (a pesar de todo) los tiempos están cambiando.
“#BlackAF” le habla a una audiencia específica, la afroamericana, pero también aprovecha para darle contexto a muchas situaciones estereotipadas, casi siempre, de forma dañina por la cultura popular. Las respuestas a ciertas elecciones como la vestimenta y la apariencia en general -ligadas a esos mismos estereotipos- son lo más interesante del show, instantes “serios” que nos ayudan a entender una cultura que nos es totalmente ajena. Barris no busca empatía, sino la provocación, y en la mayoría de estas confrontaciones se excede, obligándonos a mantener distancia con estos personajes demasiado desagradables por momentos.
Igual, y a pesar de sus fallas, “#BlackAF” mantiene el dinamismo, nos saca alguna que otra carcajada cómplice, muy bienvenida en estos momentos oscuros, y nos muestra otra cara de la sociedad norteamericana (y de Hollywood) donde las minorías no están ni cerca de ser las víctimas y se dan el lujo de ponerse a la altura de los arquetipos caucásicos más desagradables y conocidos de la TV.
PUNTAJE: 6.0
#blackAF
S01E01 y 02: “because of slavery” y “because of slavery too”