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Conocé Santo Padre: quesos de Tandil, pero orgánicos

En la tierra prometida de las picadas, desde 1993 existe un tambo que produce lácteos de forma 100% orgánica. Ahora relanzó su marca y conviene prestarle atención. 

Conocé Santo Padre: quesos de Tandil, pero orgánicos
Desde 1993, la familia Antonutti elabora quesos 100% orgánicos.

En 2019, los alimentos orgánicos ya no son una rareza. Incluso en nuestro país, donde los consumidores aún nos estamos educando y tenemos mucho por aprender en materia de salud y producción alimentaria, en los últimos años se multiplicaron los emprendimientos que comercializan productos frescos y envasados con certificación orgánica o elaborados de forma agroecológica: hay almacenes naturales, ferias itinerantes, tiendas online y otros canales que sirven como nexo entre el público y los productores locales. 

Sin embargo, en 1993, la historia era otra. Aldo Antonutti, responsable de Santo Padre, la marca de quesos orgánicos que llega a las góndolas desde su tambo en Tandil, recuerda la audacia de su padre. "Era un momento riesgoso para animarse a pensar diferente al resto del mercado, pero mi papá estaba un poco loco. Después de un viaje a Italia en el que, junto con mi mamá, descubrieron la producción ecológica, sabían que era el momento de aportar un valor diferente en la producción de alimentos locales", relata. "Decidieron apostar por un cambio y se alejaron de Buenos Aires para instalarse en Tandil. Arriesgaron su empresa y las comodidades de la vida en la capital para comprar un campo de 95 hectáreas y comenzar a hacer quesos orgánicos en su propia fábrica.
A mis 6 años veía a mi familia hacer el queso y también los acompañaba a los viajes por las ferias en la provincia de Buenos Aires con el auto cargado de cajas listas para entregar".

Ese fue el comienzo del que hoy, en palabras de Aldo, es el primer tambo orgánico de la Argentina. 26 años más tarde, el hijo del fundador decidió relanzar la marca con un concepto de marketing más actual, aprovechando su formación en la materia y sus experiencias. "Mi papá murió a mis 19 años. Mi mamá juntó coraje y en un momento difícil tomó la decisión de continuar con el proyecto. Tanto mis dos hermanas como yo siempre estuvimos a su lado, pero sabía que debía capacitarme para en un futuro poder agregar valor a lo que habían creado. Me alejé del campo, estudié la carrera de marketing y trabajé en una PyME familiar. Después, me fui a estudiar a Barcelona durante casi un año y, de regreso en Buenos Aires, empecé un MBA". En 2017, cuando la mamá de Aldo optó por retirarse, decidió pasar a la acción. "Siguiendo las huellas de mis papás, viajé a Italia en búsqueda de inspiración y nuevas ideas: visité el campo Hombre, en la ciudad de Módena, y conocí de cerca el proceso de producción del famoso Parmigiano Reggiano orgánico. De golpe, volví a mis raíces. A ese chico en el campo que se ensuciaba las manos preparando el queso y se pasaba el resto del día entre la cocina y las vacas". 

El rescate de su infancia fue el disparador, pero Aldo tiene otras armas: es un apasionado la gastronomía y la construcción, tiene visión para los negocios y una idea clara de lo que quiere hacer. Actualmente, eso es apostar a lo orgánico, en el marco de una industria a la que todavía le queda un largo camino por recorrer para alcanzar un estándar de calidad y de producción ecológica. "Estoy convencido de que se pueden producir mejores alimentos, con ingredientes reales y sin sabores artificiales. Hay que volver a sentirle el sabor a lo que comemos", sostiene. "Las grandes industrias reemplazan ingredientes reales por conservantes, estabilizantes y aditivos creados en laboratorios. Tenemos la obligación como consumidores de exigir y demandar productos más sanos, de mejor calidad, alimentos reales. Cada vez que como consumidores elegimos un producto, estamos dando un mensaje". 

Su plan no es solo conseguir un rédito económico y posicionarse en el mercado. La búsqueda de los Antonutti pasa, también, por lograr un cambio en la forma en la que estamos acostumbrados a producir y a comer, apoyando a otros tambos y promoviendo una actividad más sustentable. "Están cerrando mas de 600 tambos por año, tambos familiares. La industria se está concentrando y van desapareciendo los tambos chicos y agrandándose los que ya eran de gran tamaño. Desde Santo Padre nos propusimos crear la primera cooperativa de tambos orgánicos. La leche orgánica tiene un valor agregado por sobre la leche convencional. En tan solo dos años es posible convertir un tambo convencional en uno orgánico. No queremos ser los únicos y creo que hay una gran alternativa de negocio para estos tambos chicos que están cerrando. No es algo nuevo sino que es una tendencia que está llegando de países desarrollados como Australia y Estados Unidos. El sector orgánico crece hace más de 15 años de manera sostenida y quiero demostrar que es posible ser sustentable y rentable a largo plazo", explica Aldo.

En Santo Padre se elaboran, por el momento, tres tipos de queso: Gouda, Provolone y Parmesano. El último es la estrella, con una maduración mínima de 6 meses: "El sabor es realmente una cosa de locos". Pronto van a lanzar una edición limitada de 12 meses de maduración, además de otros productos como Mozzarella, dulce de leche y ricotta, todo 100% orgánico. Se pueden conseguir en almacenes naturales y gourmet en CABA y GBA, como Flora (Av. Dorrego 2082, Palermo), Fresco (Juramento 2540, Belgrano) o Lo de Mauri (Don Bosco 1605, San Isidro), entre otros. "Algunos restaurantes de Palermo como Wellbar, Artemisia y Facon eligen nuestros productos para sus platos como ensaladas, risottos, provoletas y picadas. Estamos en contacto con algunos de los chefs más conocidos para que próximamente incorporen nuestros productos en sus cartas y platos", agrega Aldo.

En su campo tandilense, la familia Antonutti no utiliza organismos genéticamente modificados, ni hormonas sintéticas, ni pesticidas, ni fertilizantes, ni aditivos: "De esta manera nuestra relación con el medio ambiente es de absoluto respeto: evitamos la contaminación de la tierra, del agua y del aire y no generamos residuos que contaminan". Los animales crecen libremente y producen la leche de forma natural, y se alimentan a base de pastura y forrajes orgánicos, totalmente exentos de pesticidas, fertilizantes o transgénicos. ¿Por qué es importante todo esto? "No es difícil imaginar por qué es mejor elegir productos orgánicos, lo difícil es contar con la información real y transparente de los alimentos que elegís llevar a tu boca: saber de dónde vienen, quién los hace, qué ingredientes tienen, cómo afectan a tu salud y qué impacto tiene su proceso de elaboración en el planeta en el que vivís".

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