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Ciencia

El impacto ambiental de la producción de carne: ¿Qué debemos saber?

En esta nota con Iara Fandino de Sinergia Animal y Jacqueline Guzmán de GenV, te contamos la huella ambiental de la industria ganadera, la explotación, crueldad y sufrimiento al cual son sometidos los animales; y la importancia de una alimentación a base de plantas, sin dañar a los animales, sin dañar nuestros ecosistemas, y sin generar problemas irreversibles para la humanidad.

El impacto ambiental de la producción de carne: ¿Qué debemos saber?

La producción de carne es una industria gigantesca que tiene un impacto significativo en el medio ambiente. La deforestación, el alto consumo de agua y la emisión de gases de efecto invernadero son solo algunas de las formas en que esta industria contribuye al cambio climático y la degradación del planeta. Con el aumento constante de la demanda de carne en todo el mundo, resulta cada vez más urgente considerar su impacto ambiental y las formas de reducir su huella ecológica. 

Por ello, en esta nota, hablamos con Iara Fandino, Gerente de comunicaciones en Argentina para Sinergia Animal, una ONG internacional de protección animal; y Jacqueline Guzmán, Directora de Campañas en Argentina de Generación Vegana (GenV), una asociación sin fines de lucro dedicada a educar sobre los beneficios medioambientales, éticos, personales y de salud pública de adoptar un estilo de vida vegano; con el objetivo de explorar algunos de los principales problemas ambientales relacionados con la producción de carne y sus posibles soluciones.

Según explica Fandino, la producción de carne tiene un gran impacto ambiental al requerir la conversión de áreas forestales a tierras de cultivo, tanto para pastoreo como para producción de granos, como la soja, para alimentación animal, lo que causa deforestación y la desaparición de especies animales y vegetales. Además, más del 53% de las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro sistema alimentario están asociadas con la producción de alimentos de origen animal y la producción de carne consume grandes cantidades de agua. Específicamente, 7 de los 10 alimentos que más agua utilizan en su producción son de origen animal (como lo son el queso, los peces, el camarón, la carne roja (industria láctea), el cordero, el cerdo y la carne de res (industria cárnica)). 

El problema es tan grande porque las emisiones que alteran el clima se liberan en cada etapa del proceso: desde la destrucción de hábitats naturales para crear pasturas, pasando por las emisiones de los propios animales, hasta el proceso de conversión de seres vivos en trozos de carne, que consume mucha energía; agrega Guzmán. De esta manera, produce emisiones más perjudiciales que el combustible utilizado en todos los automóviles, barcos, camiones, trenes y aviones del planeta combinados. Y dado que el cambio climático afecta a toda la vida en la Tierra, hace que la industria ganadera sea una amenaza global. A su vez, como a los animales no se les permite pastar, sus alimentos se cultivan en otros lugares y se transportan en camiones o en avión hacia ellos, lo que exacerba el cambio climático e impulsa la pérdida de hábitats y la destrucción de las especies silvestres.

Por otro lado, la Gerente de comunicaciones para Sinergia Animal detalla la lista de implicaciones éticas dentro de la industria cárnica es grande, que incluye principalmente la explotación, la crueldad y todo el sufrimiento al cual son sometidos los animales (más de 73 mil millones de animales son sacrificados anualmente para el consumo humano) dentro de este sistema: seres sintientes que son tratados y comercializados como objetos, criados en condiciones deplorables y luego asesinados en masa para el consumo humano. Mientras tanto, se suman otras cuestiones éticas como las tierras usurpadas a pueblos originarios y las condiciones de trabajo de las personas que trabajan en este.

Otras consecuencias de los centros industriales tienen que ver con el impacto perjudicial a nivel local, particularmente a través de la producción de desechos. Algunas granjas grandes pueden producir más desechos por año que algunas ciudades de los Estados Unidos; como la tierra tiene tanto para absorber, muchos desechos se filtran de las instalaciones de almacenamiento y contaminan el suelo, las vías fluviales y el aire

"Estos desechos animales también contienen una variedad de contaminantes potenciales, incluidos nitrógeno y fósforo, patógenos como E. coli, hormonas de crecimiento, antibióticos, productos químicos y sangre. Dichos contaminantes son responsables de la aparición y el crecimiento de floraciones de algas y zonas muertas oceánicas; áreas tan privadas de oxígeno que las especies acuáticas silvestres solo pueden huir o morir", señala Jacqueline Guzmán. Y añade: "Con la contaminación del aire, el agua y el suelo, es inevitable que las personas que trabajan o viven cerca de estas granjas también se vean afectadas. Los trabajadores agrícolas no solo corren el riesgo de morir por la inhalación de metano de los desechos (incluso al aire libre) sino que los mismos centros industriales también les causan enfermedades respiratorias y reacciones alérgicas".

Para hacerse una idea de la huella ambiental, las especialistas especifican que durante el 2017, la industria ganadera en Argentina sacrificó a 12.6 millones de vacas, 722 millones de pollos y 6.4 millones de cerdos, para producir un total de 2.84 Mt —una tonelada métrica equivale a 1000 kg— de carne, 2.16 Mt de carne de pollo y 0.565 Mt de carne de cerdo. En promedio, el 85% de estas cantidades fue consumido de forma doméstica, con un promedio anual por persona de 54kgs de carne de vaca, 42kgs de carne de pollo, y 11 kgs de carne de cerdo. La producción nacional de leche alcanzó los 10,1 millones de litros durante el 2017, del cual un 70% fue consumido de forma doméstica con 160 litros per cápita. La producción nacional de huevos alcanzó 813 mil toneladas durante el 2017 y fue utilizada en su totalidad para consumo doméstico, con un total de 15.5 kgs por persona o 5 huevos por semana. La carne de vaca, de cerdo, de pollo, la leche y los huevos constituyen cerca del 60% del consumo total diario de proteínas, lo que hace que el país dependa fuertemente de alimentos que provienen de animales terrestres. En esta web se puede ver información de la cantidad de animales sacrificados anualmente, por país y continente, y consumidos per capita a nivel mundial.

¿Cuál es la mejor solución para reducir el impacto del consumo de carne? Ambas coinciden en que los cambios hacia dietas más saludables tienen el potencial de reducir algunos impactos ambientales. En general, las dietas más basadas en plantas se asocian a impactos ambientales totales más bajos. Esto reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 11 y un 79% y la ocupación del suelo entre un 18 y un 88%, debido principalmente a la disminución del consumo de alimentos de origen animal (especialmente la carne vacuna).

Aunque reemplazar carne con plantas es logística y culturalmente desafiante, ofrece beneficios multidimensionales. Los alimentos de origen vegetal ocupan menos tierra que la agricultura animal, por lo que no es necesario deforestar la tierra y, de hecho, podemos devolver una gran cantidad a su estado natural, ayudando así a la vida silvestre y permitiendo que la naturaleza prospere

Afortunadamente, las condiciones agroecológicas del país proveen un gran potencial para alcanzar estas demandas y contribuyen al suministro de alimentos saludables a los mercados nacionales e internacionales. En este sentido, un alineamiento de las políticas de producción agrícola y medioambientales con aquellas relacionadas a la dieta y nutrición de la población podrían tener importantes beneficios para alcanzar la sustentabilidad.

"La mejor solución es adoptar una alimentación a basa de plantas, así optando por alimentos en los que no haya crueldad animal involucrada y tengan menos impacto con el planeta", finaliza Iara Fandino. "Consideramos de suma urgencia repensar los sistemas de producción de alimentos y tener en consideración la importancia de alimentar a una población en crecimiento de forma eficaz a base de plantas, sin dañar a los animales, sin dañar nuestros ecosistemas, y sin generar problemas irreversibles para la humanidad", agrega Jacqueline Guzmán.


 



 


 

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