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Ciencia #Coronavirus

No creas todo lo que se dice sobre el coronavirus

No todos los artículos científicos son los mismo. Una pequeña explicación de por qué hay que ser más cautos con la información que consumimos. 

No creas todo lo que se dice sobre el coronavirus

La ciencia es una práctica compleja, tal vez la más compleja que hayamos creado los seres humanos desde nuestra aparición en el planeta. Requiere tiempo, coordinación, creatividad,  conversación, intercambio entre pares, rigurosidad, controles: todas condiciones muy difíciles de lograr cuando se está en medio de una pandemia y hay que tomar rápidamente decisiones basadas en evidencias.

¿De dónde pueden salir esas evidencias, si el virus asomó hace apenas cuatro meses? ¿Cómo se hace para construir conocimiento confiable tan vertiginosamente? La pregunta no es menor, y exige que entendamos cómo es que la ciencia llega, habitualmente, a alcanzar verdades (provisorias, sí, pero verdades al fin).

Empecemos por una máxima: un descubrimiento que no se comunica de ninguna manera no es un descubrimiento. Y el modo privilegiado de comunicación de los descubrimientos científicos, aunque no el único, es el de la publicación de artículos en revistas especializadas.

Imaginate que sos investigador, hacés un gran descubrimiento en tu laboratorio y querés que el mundo se entere. Lo que vas a hacer es escribir contando cuál fue el método que usaste, cuál era tu hipótesis, qué viste en tu investigación, cuáles son tus resultados y qué nuevos caminos abre el trabajo que hiciste. 

Eso podrías publicarlo directamente en un diario, por ejemplo, pero la ciencia, en la medida en que fue globalizándose y masivizándose, encontró un modo de ser más rigurosa y de establecer algún tipo de jerarquía entre los conocimientos que se producen al interior del campo científico.

Como todos podemos estar condicionados por diversos sesgos que hagan que no percibamos errores propios en nuestro trabajo, o que lo consideremos más importante de lo que verdaderamente es, existe un proceso fundamental del modo científico de producir conocimiento que es la "revisión por pares" de los artículos en las revistas científicas

Para publicar los resultados de una investigación, es necesario que esa investigación sea evaluada. La evaluación consiste en que dos o más especialistas del mismo campo de conocimiento que vos analicen y critiquen tu trabajo para ver si está bien hecho y si es relevante, si no está copiado, si es original, si aporta algo, si es correcto desde el punto de vista metodológico.

Se dice que la revisión es "ciega" porque se supone que los especialistas reciben el trabajo sin saber quién lo hizo, de manera que puedan dejar de lado todo prejuicio y solamente evalúen la calidad del artículo. Si vos estás enemistado con tu evaluador, eso no debería condicionar la evaluación porque tu evaluador no sabe nunca que el artículo es tuyo.

Este proceso, por supuesto, lleva tiempo. Y por eso, en medio de una pandemia, cuando la información científica vale oro (no sólo porque salva vidas sino porque la gente la consume ávidamente), cobra relevancia otro tipo de publicación a la que los científicos especializados suelen recurrir, tomando todas las precauciones del caso: el pre-print.

¿Qué es el pre-print? Básicamente, es un trabajo que se sube a un repositorio digital (como BioArxiv) sin haber pasado previamente por la revisión de pares. El target ideal de este tipo de trabajos, por eso, son justamente otros científicos que, por su formación, sean capaces de juzgar la calidad y la relevancia de lo que se publica. 

Pero la audiencia ideal no es siempre la audiencia real. Y tanto los tiempos de la pandemia como la exigencia de los medios de comunicación de publicar son tiranos. Así que lo que termina ocurriendo es que aparece como lector inesperado de esos papers no evaluados un actor que no sabe bien cómo debe comportarse con ese material, porque no puede juzgar su calidad. Y lo que hace es lo peor que se puede hacer: comunicarlo como si fuera verdadero a un público que no necesariamente tiene las herramientas para distinguir un artículo revisado por pares de un pre-print

Esto termina generando una nueva epidemia, que la OMS llamó "infodemia", y que consiste en la divulgación hasta el cansancio de noticias falsas.

Un trabajo publicado por un científico no es necesariamente un trabajo científico. Y mucho menos, un buen trabajo científico. En ciencia, la verdad no se alcanza por trabajos aislados que nadie evalúa. sino por evidencia y por consenso.

Si un paper sugiere que los gatos transmiten el coronavirus pero ese paper no fue evaluado por nadie y, además, toma a solamente seis gatos con un diseño experimental muy cuestionable (por decirlo suavemente), la idea de que los gatos transmiten el virus sigue tan cerca de ser verdadera como la idea de que no lo transmiten

La altísima demanda de información del coronavirus hace que todo el mundo corra hacia los preprints. Y de hecho, por el mal uso de ellos, biorXiv decidió poner un cartel que advierte a sus lectores que los trabajos sobre coronavirus son "reportes preliminares que no fueron revisados por pares" y, por eso, "no deben ser vistos como conclusivos, ni guiar la práctica clínica o relacionada con la salud, ni ser reportados en los medios como información establecida". 

Entonces, ¿por qué no tenés que creer en todo lo que te dicen? Porque muchas veces, quienes te lo dicen no tienen la experiencia suficiente para discriminar si eso que leyeron tiene valor desde el punto de vista científico o no.

Mi consejo personal es que en este contexto elijas bien a personas individuales que sepas que informan con rigor (ya sea periodistas científicos o científicos a secas) y leas lo que comparten en sus redes sociales y en medios de comunicación. Porque no siempre leer más es estar mejor informado.  

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