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Ciencia

Orgasmos animales

¿Cómo funciona y para qué sirve alcanzar el éxtasis sexual? ¿Tienen los animales sexo por placer?

Orgasmos animales

De acuerdo con la definición enciclopédica, el orgasmo consiste en una descarga repentina de tensión sexual acumulada que se manifiesta en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica. En todos los machos de los mamíferos estudiados, el orgasmo es necesario para la eyaculación, con la consecuente transferencia de esperma al tracto femenino, que transitará desde la vagina hasta el oviducto donde eventualmente puede ocurrir la fecundación. En el caso de las hembras, el orgasmo puede ser o no necesario para la ovulación, y eso varía según la especie.

¿Para qué sirve el orgasmo?

Como suele ocurrir en la naturaleza, la respuesta es que depende.

Si bien hay algunos casos intermedios, existen dos tipos principales de ovulación en las hembras: la inducida y la espontánea. En la primera, como su nombre lo indica, es necesario que exista algo que induzca la ovulación. Lo que lleva en estos casos a que la hembra ovule puede ser la propia cópula, como ocurre con gatas y conejas, o la presencia de feromonas de macho en el ambiente, como en el pequeño marsupial colicorto gris.  En la segunda, la cópula y el orgasmo no tienen relación con la ovulación, como sucede en muchas hembras de primates.

Hay evidencia que indica que la ovulación inducida -en la cual, recordemos, la cópula desencadena el orgasmo y la ovulación- es la forma ancestral de los mamíferos. Suele darse en especies solitarias en las que hay una baja probabilidad de encuentro de pareja. En ausencia de competencia entre machos, la hembra puede hacer su selección sexual -esto es, decidir con quién aparearse- ovulando o no según la “calidad” del macho que le tocó en suerte, al punto que en algunos casos llega a interrumpir la cópula.

En estas especies, lo que ocurre es que el clítoris está muy próximo al canal vaginal o incluso dentro del mismo, de manera que la cópula induce más fácilmente el orgasmo y la ovulación. Hay una estimulación física directa del clítoris por parte del pene durante el acto sexual que activa vías nerviosas relacionadas con la noradrenalina, un neurotransmisor que suele ser liberado en actividades que incluyen al placer. Esta información llega al cerebro y se liberan oxitocina y otras hormonas (prolactina, FSH y LH), que dan la señal para que se desencadene la ovulación.  

Algunas de las hembras que tienen ovulación inducida son las koalas, las gatas domésticas, las conejas, mapaches, armadillos, hurones, alpacas y el que es, probablemente, el animal más feo del mundo: la rata topo desnuda. En estos casos, entonces, el orgasmo es una condición necesaria para que haya ovulación, o sea, para que pueda existir reproducción.

Ovulación espontánea e independiente de orgasmos

En muchas otras especies de mamíferos, sin embargo, la reproducción está acotada a una etapa específica del año en la que se dan las condiciones ambientales adecuadas y hay disponibilidad de parejas. La coordinación de la reproducción se da siguiendo pistas externas como el fotoperíodo o la temperatura.

En general, aunque hay excepciones, muchas de estas especies suelen mostrar una o varias ovulaciones espontáneas que no dependen ni de la cópula ni del orgasmo. En estas especies, el clítoris está alejado del canal vaginal y por eso no es estimulado directamente por el pene durante la cópula.

En muchas hembras de primates, la separación del clítoris y la vagina es muy grande. En estos casos, el rol de la estimulación clitoriana para desencadenar la ovulación se pierde, aunque la estructura anatómica permanece, con sus terminaciones nerviosas cumpliendo roles durante la cópula que aún no están muy claros. Algunos ejemplos de hembras con ovulación espontánea son: rata, ratona, chimpancés, ovejas, delfines, perras, cobayos, monas Rhesus.

En los chimpancés, la hembra tiene ovulación espontánea.

Establecer un patrón general de los tipos de ovulación es un problema bastante complejo. Si bien hay cierto consenso en que la ovulación inducida es la condición ancestral de los mamíferos, hay muchas cosas que no están claras, dado que la biología reproductiva de muchas especies salvajes casi no se conoce. La ovulación espontánea y la evolución inducida aparecen y desaparecen muchas veces en los distintos linajes y es muy difícil establecer con certeza qué tipo de ovulación tiene cada especie desde un abordaje comportamental o desde otro que tenga en cuenta las morfologías y las funciones.

El gran problema es, sin dudas, que no le podemos preguntar a los animales si tuvieron o no un orgasmo luego de su cópula sino que debemos deducirlo indirectamente. Si se mira con detalle, muchas de las especies que se incluyen en los análisis suelen ser animales domésticos, porque su disponibilidad es mayor, no están en peligro de extinción, se conoce mucho de su biología reproductiva y, a diferencia de muchos mamíferos salvajes, resultan accesibles en su ambiente “natural”.

¿Tienen los animales sexo por placer? 

"Los humanos somos la única especie que, a veces, tiene sexo solo para obtener placer y sin fines reproductivos": es una frase que se repite con mucha frecuencia y que no se suele cuestionar. De acuerdo con ella, habría algo excepcional en nuestro comportamiento sexual, incomparable con el resto de las especies no humanas que, por mandato evolucionista, sólo tendrían intercambios sexuales cuando existe posibilidad de reproducción. Uno de los problemas de pensar que somos los únicos que practicamos el sexo por placer es que legitima visiones moralizantes que luego, por analogía, terminan por atentar contra la libertad sexual humana. El otro es, simplemente, que se trata de una idea falsa.

Es cierto que un gran número de especies de animales se reproducen solo en un período restringido y que, durante el resto del año, las hembras no son receptivas a los machos. Pero esto no significa que no haya placer asociado al sexo, ni que no haya entre esas especies sexo con fines recreativos y no reproductivos. Como contamos en otra nota, hay muchos casos, en mamíferos, de relaciones sexuales entre dos machos o entre dos hembras que obviamente no tienen fines reproductivos, aunque sí tienen una función social y se relacionan con la búsqueda de algún tipo de placer físico (primates, leones, jirafas, delfines, osos).

Los delfines cuello de botella, una de las especies en las que se documentó homosexualidad.

Los bonobos tienen diversos tipos de encuentro sexuales entre individuos maduros y juveniles sin que haya posibilidad alguna de fecundación. Es lo que se denomina “sexo no conceptivo”, y se ha registrado también en los monos carablanca. En ambos casos, la búsqueda de los machos por parte de las hembras no está vinculada con su fertilidad; de hecho, aunque pueda resultar sorprendente, copulan más en los momentos en que no son fértiles.

Los bonobos, una de las especies de primates "hiper-sexualizadas"

Otra evidencia que muestra que los animales son atraídos por el placer sexual sin fines reproductivos son las sesiones de sexo oral (de macho a hembra y de hembra a macho) que se detectan en primates, pero también en hienas, cabras, leones, murciélagos de la fruta y ovejas, entre otros.

Así que en nada de esto los humanos somos especiales. Si hay algo que sí tenemos de particular es que podemos pensar en planificación familiar, cosa que los animales definitivamente no hacen (más allá de que luego del apareamiento machos y hembras de una especie permanezcan juntos).

Los humanos, en realidad, somos la única especie que puede elegir tener relaciones sexuales con fines reproductivos y no por placer. Más allá de que el placer no va a dejar de acompañarnos mientras se lleva adelante esa planificación.

¿Y entonces?

Las estructuras genitales revelan con sus terminaciones nerviosas y su conexión con diversos sistemas nerviosos y hormonales que son centros de placer. En las especies de mamíferos estudiadas hasta el momento, los machos no eyaculan sin orgasmo. Las hembras de los mamíferos tienen clítoris de diferentes tamaños y ubicación anatómica variable. Su estimulación por la cópula o por otro mecanismo desencadena orgasmos de diferentes intensidades y duraciones según cuán cerca o lejos del canal vaginal se ubiquen.

Es probable que, al ser la reproducción tan importante para los individuos de una especie, la naturaleza haya seleccionado positivamente el hecho de que la cópula sea placentera. Dicho de otro modo: si tener sexo proporciona placer, es más probable que los individuos (machos y hembras) lo persigan activamente y, por lo tanto, que dejen como resultado una mayor descendencia.

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