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Espectaculos

La angustia de Alejandro Fantino por el derrumbe de su casa en Sauce Viejo

El río se llevó parte de la propiedad que el conductor tiene en la ciudad santafesina. 

La angustia de Alejandro Fantino por el derrumbe de su casa en Sauce Viejo

Sobre el final de su programa (Fantino a la tarde, lunes a viernes a las 18), Alejandro Fantino dejó de lado los temas de actualidad y dedicó los últimos minutos para contar una noticia que acababa de recibir, y que estaba relacionada con su vida personal: el río se llevó la mitad de la casa que el conductor tiene en Sauce Viejo, Santa Fe, y que es muy importante para él, ya que allí pasó gran parte de su vida junto a su padre, quien falleció en junio del año pasado.

Alejandro Fantino junto a su padre, fallecido en junio del año pasado.
Alejandro Fantino junto a su padre, fallecido en junio del año pasado.

"Parece increíble, mi papá siempre decía 'cuando yo me muera, esta casa se la va a llevar el río'. Lo decía todo el tiempo", reveló. Luego, contó cómo se enteró de la noticia: "Me llama por teléfono un íntimo amigo y me dice 'se fue la mitad de la casa al agua'".

Al mismo tiempo, la producción ponía al aire unas imágenes que mostraban el estado en el que había quedado la propiedad. En ellas, se veía que la parte donde se encontraba la pileta se había derrumbado por completo. "Ahí, en enero, yo había puesto una hamaca paraguaya para ver el amanecer", recordó.

Una de las imágenes que compartió el conductor.
Una de las imágenes que compartió el conductor.

Pese al especial significado que tiene para él la propiedad, sabe que es sólo cuestión de tiempo para que el río la tape por completo. "Cedió la mitad del terreno. El río te socava, es increíble como se la llevó. Quedarán unos años más de la casa. Después, ¿qué voy a hacer? Me voy a hacer una casa en un terreno de más atrás".

Antes de cerrar el tema, Fantino recordó una insólita anécdota: "Un día estaba durmiendo en invierno, antes de la pandemia. Mucho frío. Fui a ver a mi vieja y me quedé durmiendo ahí solito. A las 7 de la mañana, escucho un golpe a la puerta y dicen 'Policía'. Abro y veo a cuatro tipos notariales. Yo estaba en calzoncillos. Me dicen 'vinimos a rematar la casa, a tomar posesión'".

La frase no lo inquietó, ólo le pidió a los oficiales que lo dejaran juntar sus cosas para irse tranquilo. La medida nunca llegó a concretarse. "Dos años después llamé un abogado y me explicó que hubo un problema con unas escrituras", explicó.

Sin embargo, señaló, nunca le preocupó el futuro de la casa: "¿Querés rematarla? Llevátela, le quedan dos años para que la tape el río".