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El dólar y la calma que antecede al huracán

Tras una semana con el dólar a la baja pareciera que lo peor ya paso pero te traemos las variables a tener en cuenta para no dormir en los frágiles laureles. 

El dólar y la calma que antecede al huracán

Como estaba previsto, en abril se fortaleció la oferta de dólares, lo que trajo consigo esta tendencia a la baja en la cotización de la divisa. Esta disminución, de mano de las liquidaciones del sector agroexportador, sin dudas trae aire a un dólar que llegó a venderse a más de $45 en bancos privados y que sólo en marzo aumentó un 12%. Pero: ¿Qué esperar de la economía en este año electoral? 

La inflación y la devaluación en puerta

Después de un breve verano financiero, en febrero el esquema de bajar la inflación con la recesión económica mostró sus límites y el 2019 comenzó con un acelere de la inflación, que se mantiene en las estimaciones al menos hasta abril.

La política monetaria que inauguró Sandleris en el Banco Central, acorde a los pedidos del FMI, tiene una idea muy simple detrás: si saco pesos de circulación, los precios van a bajar porque va a haber menos demanda y tampoco habría presiones para el dólar. La recesión en este esquema resuelve el aumento de precios. Bueno, si tenemos recesión e inflación entonces el esquema no está funcionando.

Pero la tasa de interés por arriba del 62,5% y el hecho de que el BCRA sea el único tomador de prestamo de los bancos privados demuestran que no hay un cambio de estrategia, mas bien la profundización de la misma.

Es año electoral y ahora más que bajar la inflación lo importante es mantener estable el dólar. El problema de esto es que la inflación en sí marca una depreciación de nuestra moneda, que manteniendo artificialmente al dólar "barato" (ya sé que es difícil pensar que $43 sea barato, pero las perspectivas no son mejores) sólo marca la posibilidad de una devaluación más abrupta en puerta.

Todo sea por el dólar

Está claro que la variable a la que más peso se le está dando en el esquema monetario es la divisa verde y por esto esta semana y probablemente este mes sean un éxito para el gobierno. Pero esto estaba previsto con las liquidaciones de un campo endeudado por la sequía del año anterior y con nuevos dólares que entraron del FMI y serán usados para mantener a la divisa norteamericana a raya. 

Los dólares de la cosecha entrarán principalmente entre abril y mayo, y debemos sumar que el Tesoro venderá 60 millones de dólares por día desde el próximo lunes hasta noviembre de este año (hasta el ballotage, dicho en lenguaje electoral) y eso dará un piso para la oferta verde. 

El problema está en la demanda, y en la tradición histórica de dolarizarse en momento de elecciones. Pero no son solo presiones del campo electoral las que hacen pensar que el dólar va a subir: que el dólar mantenga niveles apenas superiores a septiembre de 2018, cuando la inflación desde ese período avanzó sensiblemente, da para sospechar. 

Si la demanda no llega a satisfacerse con lo ofertado, entonces el Central, más allá de subir la tasa de interés, se queda sin herramientas hasta que llegue al techo de la banda. Techo que hoy esta en $51 y en junio estará en $53. 

Mi reino por el dólar

Esta variable pesa tanto para el gobierno que, para controlar la divisa, busca revertir la falta de herramientas  en el caso de que la demanda supere la oferta fortalecida por los dólares del FMI. Es por eso que ayer Sandleris se juntó con el subdirector del Fondo para flexibilizar la política cambiaria y dar mayor poder al Central ante posibles corridas. 

Según trascendió, en el encuentro se analizó la posibilidad de utilizar parte de los fondos enviados por el FMI para intervenir más fuerte en el mercado en el caso de una emergencia cambiaria. Más allá de los 60 millones diarios, lo que se busca es mayor libertad en la disposición de estos dólares. 

Si consiguiese esta libertad, algo contrario a los posicionamientos de libremercado del FMI, podría, en el caso de una corrida cambiaria, controlar el precio de la divisa saliendo a vender los dólares necesarios. Sin embargo, esto no resolvería la tensión existente con la inflación creciente. 

¿Riesgo político o económico? 

Lo económico marca agenda y las elecciones sin dudas definen las políticas monetarias que sigue el gobierno. No hay uno sin el otro y junio, con la presentación de listas, está cada vez más cerca.

Ante los malos resultados económicos, la campaña de Cambiemos intenta convencer al votante que de lo que se trata es de una elección entre "futuro o pasado", en una clara contraposición con el kirchnerismo. Pero esta polarización no hace más que fortalecer a una oposición que todavía no tiene candidato y que se presenta para el mercado como la incertidumbre total. 

La incertidumbre electoral pesa en el mercado pero las proyecciones de la economía a largo plazo también. Más allá del año impar, las variables macroeconómicas muestran a una argentina en una posición mucho más vulnerable que en 2015. 

Fuimos la economía emergente que más se endeudó entre 2016 y 2017, pero no alcanzó y ante las corridas del año pasado tenemos el préstamo más grande firmado con el FMI. El total de deuda ocupa proporciones preocupantes de nuestro PBI, que a su vez viene cayendo (2,5% en 2018) y seguirá el mismo sendero este año. Se suma que cada devaluación deja a nuestro producto cada vez más comprometido. 

Todos los actores juegan y hasta la presidenta del Fondo, ChristineLagarde, está en campaña: "Nuestra evaluación es que la economía argentina está en un punto en el que va a repuntar", dijo el otro día a tono con los dichos de Dujovne de que “lo peor de la crisis ya pasó". 

La pregunta central que hay que hacerse, y que se viene marcando hace tiempo, es: ¿Es sostenible este modelo? Con los vencimientos de deuda aproximandose en 2020 y después de que se terminen los dólares del préstamo con el FMI hay dos opciones: o llegan las tan esperadas lluvias de inversiones (que esperamos desde 2015) o la palabra "defaultempieza a aparecer en el ambiente. 

Puede haber un default, o no

En paralelo a la bajada del dólar, los seguros contra default a 5 años (creditdefaultswapso CDS) llegaron al precio récord en la era Cambiemos: están cerca de los 900 puntos.

Estos seguros son coberturas que, en caso de un default, impago o una reestructuración de deuda, reintegran parte de las pérdidas de los inversionistas. Los precios de estos CDS vienen aumentando cerca de un 15% en lo que va del mes y acumulan 234% desde la primer corrida cambiaria, según informa Matías Barbería para Cronista.com.

Sin dudas, es toda una señal de mercado. De hecho, dado el costo actual de cubrirse ante este tipo de eventualidad, lleva implícito una probabilidad de default del 47,5% según los cálculos del periodista. Es decir, de acá a 5 años los grandes inversionistas piensan que puede haber un default, o no, casi en la misma proporción. Por las dudas, se cubren.

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