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Bong Joon-Ho: pasado, presente y futuro del director de Parasite

Quién es, de dónde viene y a dónde va Bong Joon-Ho, el realizador surcoreano que está dando que hablar por todo Hollywood. 

Bong Joon-Ho: pasado, presente y futuro del director de Parasite
Arte con subtítulos

Hoy, Bong Joon-Ho está en boca de todos gracias al fenómeno cinéfilo que provocó “Parasite” (Gisaengchung, 2019), su última película: un thriller tragicómico recargado de humor negro que, como gran parte de su obra, no puede (ni quiere) evitar la reflexión y el análisis socioeconómico y político. El realizador surcoreano y su film aspiran a seis estatuillas doradas en la próxima entrega de los Oscar -incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Original-, todo un hito para el cine del país asiático que, en las últimas dos décadas, nos viene enamorando con sus diferentes exponentes.

Bong Joon-Ho es la Cenicienta de esta temporada de premios, una que arrancó en mayo de 2019 cuando “Parasite” se alzó con el premio mayor del último Festival de Cine de Cannes. Este empujoncito le abrió las puertas al mercado internacional que hoy la celebra como una de las películas de habla no inglesa más taquilleras en la historia de los Estados Unidos, por ejemplo. Nada mal para un público desacostumbrado a leer subtítulos… y ver más allá de su propia industria. El atractivo de esta historia que no conoce fronteras entre países y culturas podría dar el batacazo en la próxima gala de la Academia, pero más allá del resultado, el realizador ya logró dejar su marca en todos los rincones de Hollywood. 

Juntos, pero no revueltos en Cannes

Si bien, el cine surcoreano atestiguó su “Edad de Oro” durante las décadas del cincuenta y sesenta, fue el nuevo milenio el que puso a estos realizadores vanguardistas bajo el foco de la crítica internacional, más que nada propiciados por un mercado local mucho más prolífico y consumido que cualquier producción extranjera. Bong, como muchos de sus colegas (y acatando los deseos de su familia), no estudió cinematografía sino sociología (tiene mucha lógica) en la Universidad de Yonsei. Esto no lo mantuvo alejado de su pasión cinéfila y, tras graduarse, pasó dos años en la Academia de Artes Fílmicas Coreanas. Con sus trabajos en 16 mm comenzó a recorrer los festivales internacionales, una práctica que lo acompaña también en su reluciente presente.

El primer saltito a la “fama” llegó de la mano de su segundo largometraje “Memorias de un Asesino” (Salinui chueok, 2003), también su primera colaboración con Kang-ho Song, sin dudas, su actor ‘fetiche’. Pero con “The Host” (Gwoemul, 2006) llegó el éxito comercial y una  consagración definitiva que seguiría con “Snowpiercer” (2013), dos de los sucesos más grandes dentro de la taquilla de Corea del Sur. No importa si se trata de un thriller policial, un drama fantástico o una aventura distópica, los temas recurrentes de Bong y su visión estética son tan atractivos como contundentes, mezclando en muchos casos la dinámica familiar con la coyuntura sociopolítica de un país que tiene bastante tela para cortar en esos aspectos.

Snowpiercer, uno de sus más grandes éxitos comerciales 

Bong no es un realizador elitista, ni mucho menos enajenado. En 2017 selló su amistad definitiva con la Meca del Cine a unir fuerzas con Neflix para la producción de “Okja” (2017). El imaginario de Joon-Ho está presente, así también como sus tópicos (¿alguien dijo disparidad económica?), aunque la historia de la pequeña Mija (Ahn Seo-hyun), esta vez no caló tan profundo en los votantes de Cannes, justamente, desatando la polémica por su pertenencia a una plataforma de streaming.

Esto no desmotivó a Bong que redobló la apuesta con “Parasite”, en sus propias palabras: “Una comedia sin payasos. Una tragedia sin villanos”. Y el pasado 13 de enero hizo un poquito más de historia al convertirse en el primer director surcoreano en ser nominado al Oscar, justamente, por una de las mejores películas (sino LA mejor) que nos dejó 2019. El 9 de febrero veremos si los votantes de la Academia caen rendidos definitivamente a sus pies y lo consagran más allá del esperado galardón a Mejor Película Internacional, mientras tanto Joon-Ho ya planea su futuro en la TV, por un lado como productor de la serie “Snowpiercer” junto a TNT, y por el otro, la posibilidad de convertir a su parasitaria gallina de los huevos de oro en un evento televisivo para HBO.

Bong en plena creación 

Estos proyectos podrían resultar un tanto contradictorios ante los propios dichos del realizador (“Una vez que superas la barrera de los subtítulos te encontrarás con muchas otras películas increíbles”), pero también tiene mucho sentido que su compañero de aventuras sea Adam McKay, responsable de cosas como “La Gran Apuesta” (The Big Short, 2015) o “Succession”. “En el cine estás limitado a un tiempo de ejecución de dos horas. Hay tantas historias que pensé que podrían suceder entre las secuencias que ves en la película, y algunas historias de fondo para cada personaje. Realmente quiero explorar estas ideas libremente con una película de cinco o seis horas”, aseguró el realizador haciendo el salto a la pantalla chica con el que pretende expandir su propio universo y no presentarnos una burda copia yanqui de “Parasite”.

Pase lo que pase en el futuro cercano, más de uno va estar atento al próximo trabajo de Bong Joon-Ho y, seguramente, la misma curiosidad nos empuje a bucear en el resto de su filmografía y la de sus coterráneos, obras que se alejan de las narrativas y las formas de producción hollywoodense, pero no por ello podemos dejar de apreciar o relacionarnos. Las culturas pueden ser diferentes, pero como bien se plantea en “Parasite”, al fin y al cabo, todos somos seres humanos ‘forzados’ a convivir en esta esfera celeste que conocemos como nuestro mundo.      

  • bong joon ho

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