Después de haber estado en terapia intensiva desde el 12 de marzo, Pablo Grillo confirmó que la próxima semana dejará el Hospital Ramos Mejía y continuará su recuperación en otra institución. “Ya me llega el alta. El lunes lo firman los directores y el martes me voy para un centro de rehabilitación”, anunció en un audio difundido este viernes.

Durante los últimos días, se registraron señales de avance en su estado general. A mitad de semana, Grillo pudo subir junto a su padre a la terraza del hospital, hecho que fue compartido por el entorno del fotógrafo. “No fue a hacerse ningún estudio ni chequeo, salió a disfrutar un poco de aire fresco”, publicaron desde la cuenta Justicia por Pablo Grillo.

El impacto que lo dejó hospitalizado se produjo durante una manifestación en las cercanías del Congreso, donde recibió el golpe de un proyectil de gas lacrimógeno en la cabeza. A raíz de las secuelas, debió ser sometido a tres intervenciones quirúrgicas por pérdidas de líquido cefalorraquídeo. La última de ellas fue el 17 de abril.

En relación al pronóstico, su padre, Fabián, manifestó semanas atrás que “es alta la posibilidad de que Pablo vuelva a tener la misma vida que tenía antes del incidente”. Según sus palabras, los médicos calificaron como “muy positiva” la posibilidad de evolución.

Luego de la última operación, Grillo mostró mejorías inmediatas. “Anoche ya comió, estuvo charlando, estuvo animado, la operación salió bien, según nos dicen los médicos y ahora hay que esperar la evolución”, había dicho su padre en una entrevista radial.

Los primeros signos de recuperación comenzaron a ser visibles el 1° de abril, cuando logró hablar y mover levemente sus brazos y piernas. Desde entonces, su evolución fue continua hasta llegar a la decisión médica de otorgarle el alta hospitalaria.