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Villa Azul: “Si antes de estar encerrados ya éramos un ghetto, con el encierro más”


Pasó más de un mes del brote en el barrio situado entre los partidos de Quilmes y Avellaneda. Qué pasó en su momento y cómo sigue la situación, desde tres perspectivas distintas.

Villa Azul: “Si antes de estar encerrados ya éramos un ghetto, con el encierro más”
Ghetto sí, ghetto no. Tres puntos de vista sobre los operativos en Villa Azul. (Foto: NA)

Hace más de 40 años que Rosana González, conocida en el barrio como Rossy, vive en Villa Azul. Aquel domingo 24 de mayo almorzaba en familia cuando vio pasar un helicóptero de la Policía Bonaerense muy cerca. Por los altoparlantes llegaba el pedido expreso de las autoridades de mantenerse dentro de los hogares. Camino a la casa del sacerdote del barrio, vio cómo las fuerzas de seguridad vallaban el barrio.

“Empezaron a fumigar con un sanitizante desde el helicóptero. Empezaron a caminar por todo el barrio. Empezamos a vernos en los medios”, relata la vecina a Filo.News.

El Operativo DetectAr (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en terreno de Argentina) había comenzado el viernes anterior y fue planificado en conjunto entre el Gobierno de la Provincia bonaerense y las Secretarías de Salud de los municipios de Avellaneda y de Quilmes (puesto que el barrio yace en medio de ambos distritos) ante la aparición de tres casos positivos de Covid-19.

La distribución del barrio es como mínimo particular y notablemente desigual: el segmento que pertenece a Quilmes (de calle Antonio Caviglia hacia el sur) casi no tiene calles; los pasillos que conectan manzana con manzana son muy angostos (metro y medio de ancho) y la mayoría de las viviendas son de madera y chapa. En tanto, el tramo bajo la jurisdicción de Avellaneda fue, en su mayoría, urbanizado: son casas de uno y dos pisos, con calles asfaltadas y algunas con patios internos. Sin lujos y aún con necesidades, quienes habitan este sector tienen una mejor calidad de vida; tanto es así, que la mayor parte de los contagios fueron hallados del lado quilmeño, donde el hacinamiento es mayor.

El sector de Villa Azul administrado por Quilmes es el menos urbanizado de los dos | Foto: NA

Los testeos realizados durante el viernes 22, sábado 23 y domingo 24 arrojaron datos alarmantes: de 3.128 habitantes que Villa Azul tiene en total según el último censo realizado en 2018 (aunque se estima que ahora la cifra llega a 5.000) 123 personas habían sido hisopadas y 99 de ellas resultaron positivas para Covid-19. Si se proyectaban los números, el contagio en los papeles era masivo.

Hisopados/Casos positivos de Covid-19 | Foto: Gentileza Melina Espósito

En ese contexto, las autoridades terminaron acordando un proceso de aislamiento sanitario del barrio. El lunes 25/5 quedó conformado el Comité Operativo de Emergencia (COE) barrial, integrado por representantes de las áreas de salud, de desarrollo y seguridad tanto del ámbito local como provincial.  

Una mujer se acerca al vallado, custodiado por tres hombres | Foto: NA

Melina Espósito, directora asociada de la región Sanitaria VI dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia, participó de los operativos coordinando equipos para la búsqueda activa de casos casa por casa.

“Desde el primer día en el que se definió cerrar el barrio, se comenzó a trabajar de manera integral con salud, políticas sociales y seguridad; esta última área fue la que coordinó la logística de la incursión en el barrio. El objetivo era identificar a las personas con síntomas y seguimiento de los contactos estrechos. A aquellas que no podían cumplir el aislamiento domiciliario se las trasladaba a un centro extrahospitalario, en principio a la UNQUI y luego a varios espacios de la Provincia de Buenos Aires”, explica. 

En medio de su aislamiento, “los vecinos recibían asistencia alimentaria y social casa por casa (comida, garrafas, medicamentos, etc.); psicológica (con áreas de salud mental provincial y municipales), y médica para aquellas personas que lo requerían”.

Vecino de Villa Azul realiza trámites para percibir el IFE.

Pero la implementación del operativo comenzó siendo bastante desordenada.

“Los primeros días fueron un poco caóticos en el sentido de desconocer de qué se trataba el operativo y la desesperación normal que tendría cualquiera si lo privan de salir de su casa o se ve en el medio de esta explosión del virus en su barrio. Era esa incertidumbre de qué pasó y qué va a pasar”, dice al respecto Virginia Simari, integrante de la organización política, social y cultural  “Azulado”, cuya sede está ubicada a dos cuadras del barrio y en la que brindan talleres y asistencia a los vecinos desde hace 20 años.

 

En la situación que estamos viviendo, muchas familias se encuentran en una situación más vulnerable que la habitual: por...

Publicado por Azulado en  Jueves, 28 de mayo de 2020

“Al principio hubo angustia porque no entendíamos nada: venían policías de amarillo, personas del municipio y gente del barrio vestida de blanco que caminaban con médicos enfermeros visitando y haciendo la encuesta para detectar si tenías que hacerte o no el hisopado. Veíamos cómo se llevaban a nuestros vecinos y ni sabíamos si iban a volver o no. Supe en esas dos semanas de 3 muertos”, rememora Rossy.

Esa angustia e incertidumbre no fue más que una consecuencia del caos desatado, que poco a poco fue disminuyendo de grado: “La primera noche y después de mucha desorganización, nos dejaron alimentos secos y otros elementos como lavandina, jabón, detergente, bolsas de residuos y verduras”, cuenta Rosana, y sigue: “A los dos días nos dejaron carne, verduras un poco más variadas, alcohol. Ya al día 3 del encierro se empezó a mover la solidaridad y recibimos donaciones de nuestros familiares que viven afuera, de clubes de barrio, universidad de Avellaneda”.

Las críticas a la forma en que se abordó el brote en el barrio llovieron por parte de las organizaciones sociales, opositores e incluso funcionarios del propio gobierno, como es el caso de Daniel Menéndez, dirigente de Barrios de Pie y a la vez Subsecretario de Políticas de Integración y Formación del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

“En los primeros discursos se planteaba ‘no contagiar afuera’. Esta idea de un adentro y un afuera, de "el barrio Azul o Wilde". No, el barrio Azul pertenece a Wilde, pertenece a Quilmes, y debería estar integrado. Aislar así daba la sensación de que era más para proteger a los de afuera pero no resolver la problemática de adentro: la estructural, el hacinamiento, la mala calidad de vida; esas condiciones de inequidad preexistente van generando diferencias acerca de cómo se trata el tema y cómo se resuelve”, cuestiona Simari.

De allí surgió otra pregunta: ¿por qué Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense, encabezaba un operativo sanitario? 

“En nuestro rol como organización”, dice Simari, refiriéndose a Azulado, “desde el primer momento denunciamos la presencia del ministro Berni a cargo del operativo. Nunca obtuvimos respuestas pero sí tenemos nuestras propias conclusiones que tienen que ver con esta idea de vincular todo lo relacionado a barrios más marginados con un prejuicio respecto de las conductas sociales de las vecinas y vecinos de ese barrio”.

Y agrega: “La diferencia fue muy notoria entre el tratamiento hacia un sector de la población y hacia otro, eso es algo que no quisimos dejar de denunciar como parte del abordaje de una pandemia. Lo resolvieron así: mandando al ministro como suponiendo algún alzamiento o alguna pelea. Ya lo vimos con los famosos corredores de Palermo que no respetaron nada y no les mandaron a un Berni”.

“En cuanto al cierre y el rol de cada actor en el barrio se dijeron muchas cosas, la mayoría falsas. Hasta se llegó a decir que armábamos ghettos. Lejos de eso, fue un abordaje integral del territorio”, contraargumenta Espósito.

Operativo en Villa Azul | Foto: NA

De ese abordaje, la funcionaria destaca tres elementos base, uno de los cuales explicaría la fuerte intervención de las fuerzas de seguridad: el trabajo en conjunto de autoridades sanitarias municipales, provinciales y nacionales; la asistencia a los vecinos coordinada por Andrés Larroque a través del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y la participación de las fuerzas de seguridad que “de forma eficiente nos permitieron cumplir con el aislamiento estricto que el barrio necesitaba”.

“Esto se pudo hacer a partir de la comprensión y la colaboración de los vecinos, no se puede aislar un barrio de 5.000 personas si no hay consenso con la gente. Muchos se encargaron de decir cualquier cosa de lo que pasaba sin conocer: lo que pasó en el barrio fue la articulación del Estado con la comunidad y la enorme solidaridad de la gente, esto hizo posible controlar el brote en Villa Azul”, argumenta.

Sin embargo, en el barrio lo interpretan de otra manera: “Con la forma en que manejaron el aislamiento nos sentimos más discriminados: si antes de estar encerrados ya éramos un ghetto, con el encierro más”, sostiene Rossy.

Esa primera etapa de confinamiento total tuvo lugar desde el 25 de mayo hasta el 8 de junio bajo la política ‘nadie entra, nadie sale’. A partir del 8 de junio y hasta el 24 de ese mes hubo controles en las salidas.

“Después de 15 días dejaron salir a trabajar a los esenciales y podías salir una vez al día a la farmacia o al banco. Pero alguno se tomó licencia y salió a caminar”, cuenta Rossy. “Nos tomaban el número de documento, mostrábamos el DNI y nos sanitizaban cuando salíamos y cuando entrábamos”.

Hoy, “ya no hay policías, las vallas están apiladas en las esquinas y ya no hay controles”. Para Rossy, actualmente están “un poco mejor” pero la incertidumbre continúa: pacientes que siguen internados, que se recuperan lento debido a condiciones preexistentes, y la cicatriz de aquellas víctimas fatales que se llevó la pandemia.

En el sector del barrio Azul administrado por Quilmes inician la urbanización | Foto: Gentileza Rosana González

Mientras tanto, el Municipio de Quilmes inició el proceso de urbanización del sector que administra del barrio dividiéndolo en sectores y otorgándole un número a cada casa. El paso siguiente es un nuevo censo que refleje la cantidad de familias que viven allí y en qué condiciones.

“Por decisión política en conjunto el Gobierno Nacional, Provincial y Municipal de Quilmes y de Avellaneda se va a continuar el proceso de mejoramiento del barrio Villa azul completo”, confirma Espósito. “Del lado de Quilmes, por iniciativa de la intendenta Mayra Mendoza se comenzó a señalizar las viviendas y hacer relevamiento de la cantidad de personas y familias que viven en el barrio para continuar trabajando con las distintas áreas del Estado y el barrio comience a acceder a los servicios públicos y seguir mejorando la vida de cada vecin@”.

De calle Caviglia al sur, las condiciones de vida disminuyen notablemente | Foto: NA

Transitando la fase post-operativo, el barrio Azul reflexiona: “Si hubieran controlado antes, esto capaz no hubiese pasado, ya que la información nunca faltó. Algunas personas decían “Si desde las dos salas de primeros auxilios había un trabajo en conjunto y visitaban las casas la gente hubiese tomado más conciencia”, sostiene la vecina.

“Se fueron (quienes llevaban adelante el operativo) pero el virus sigue circulando como en todos lados”, opina por su parte Simari. “En respuestas concretas hay una política más asistencial y está bien, no estamos en contra de eso, pero también habría que ir a cuestiones más de fondo, con las condiciones de vida que la pandemia cristalizó, y determinar en qué situaciones de fragilidad quedan los ciudadanos, que por ejemplo, pierden trabajos o no los contratan por vivir en Villa Azul”.

“Espero que esto mejore pronto y haya trabajo para todos”, anhela Rossy. “Porque todos hacemos crecer a este país: los que viven en el country, en Puerto Madero, en La Boca, en las villas y en el campo. Si unos empiezan a andar bien, el resto empezaremos a andar mejor”.

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