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El giro neoliberal con casa nueva: ¿Qué fue de UNASUR y qué será PROSUR?

Con la presencia de siete Jefes de Estado, se estrena el foro para el Progreso y el Desarrollo de América Latina, espacio que entre todos sus interrogantes presenta una certeza, el fin a la larga agonía de la Unión de Naciones Suramericanas.

El giro neoliberal con casa nueva: ¿Qué fue de UNASUR y qué será PROSUR?
La recomposición neoliberal en la región fue y es proporcional a la descomposición institucional que sufrió UNASUR. El caso Venezuela la excusa ideal.

El lenguaje crea realidades, es sabido. Y seguramente en los últimos años palabras como balanza de pagos, déficit fiscal, inversiones y crecimiento se escuchan cada vez con mayor frecuencia, en tanto que historia común, desafíos compartidos y ampliación de derechos quedaron en el pasado.

En una idea originalmente auspiciada por el mandatario colombiano, Iván Duque y rápidamente apoyada por su par chileno, Sebastián Piñera, se presentó el foro para el Progreso y el Desarrollo de América Latina (Prosur).

El evento marca el entendimiento de un nuevo ciclo sobre la inserción regional que parece decidido a intensificar, sin una motivación lógica o visible, los patrones que dieron forma a la década de 1990, desconociendo así no sólo una correcta apreciación de la coyuntura internacional, sino también el rol que allí podría desempeñar y beneficiar a la región.

Esto se presenta con una importancia mayúscula en América Latina, donde al aumento del riesgo externo, los límites a las políticas fiscales y la baja productividad, se añaden las proyecciones de un menor crecimiento económico para los próximos cinco años en relación a otras regiones emergentes.

¿Qué es o fue la Unión de Naciones Suramericanas?

La UNASUR, se presenta como un perfil integracionista multidimensional desde el cual, tanto sus objetivos como Consejos, dan cuenta de un entendimiento de la integración desde una multiplicidad de agendas que buscan ir más allá de lo esencialmente económico y/o comercial.

Si bien un diagnóstico inicial sobre esta primera década de existencia de la UNASUR (formalizada 2007) de cuenta de un estado de insuficiencia sobre lo realizado y mucho más sobre lo prometido, lo cierto es que ante un escenario internacional que tiende a minimizar las oportunidades de la región, el desarrollo efectivo de agendas desde aquí promovidas como la energética y la infraestructural, serían (podrían haber sido) de altísimo valor para la región y su poder de margen de maniobra.

¿Qué salió mal? Muchas cosas. La estructura intergubernamental sostenida, la incapacidad de incorporar a sectores de la sociedad civil como un insumo de calidad y las demoras derivadas  de un proceso de toma de decisiones basado en el consenso permiten explicar de modo general algunas de las razones por las cuales la distancia entre lo retórico y lo concreto fue cada vez mayor.

La recomposición neoliberal en la región fue y es proporcional a la descomposición institucional que sufrió UNASUR. El caso Venezuela, la llave de paso necesaria.

¿Que será Prosur?

“Un foro sin ideología ni burocracia, pero con total compromiso con la libertad, democracia y DDHH, para que los países de Sudamérica podamos dialogar, colaborar y hacer escuchar nuestra voz y avanzar juntos hacia una mayor libertad, integración y desarrollo”, tuiteó hace instantes el presidente chileno, Sebastián Piñera.

Retórica versus institucionalización. Con Venezuela como detonante pero una gran cantidad de particularidades en su fogoneo, el foro presentado en el día de hoy ilustra la concreción del giro a la derecha que América Latina ha sufrido en espacio menor a una década.

Marcando justamente de esta manera su propio sesgo ideológico es que con la defensa de la democracia como bandera (sea lo que esto pueda significar) se buscará “desideologizar” este espacio y enterrar definitivamente a la UNASUR, el símbolo de una década progresista regional que ya quedó demasiado lejos en el tiempo. 

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